jueves, 18 de octubre de 2018

Discografía comparada Conciertos Brandemburgo II: Pinnock, Marriner, Koopman y Antonini.


The English Concert – Trevor Pinnock (Archiv – 1982)

Mis primeros Brandeburgueses con criterios historicistas, con una toma sonora excelente, y pese a los años transcurridos una grabación que no desmerece en absoluto y muy recomendable de tener. Pinnock hace una lectura elegante y equilibrada, con fraseos detallados y donde la música fluye sin brusquedades. En conjunto me resultan los más “redondos” de las versiones historicistas que poseo, y ha llovido… oigan.

En el Concierto Nº1 es donde más diferencia apreciamos respecto a las viejas interpretaciones, el primer movimiento arranca con gran viveza, equilibrio entre todos los instrumentos, las difíciles trompas barrocas sonando perfectamente, un fraseo detallado pero sin brusquedades. El adagio transcurre con una enorme transparencia en todos los detalles, sin vibratos ni añadiduras. El allegro más animado aún ofreciendo un magnífico contraste antes de dar paso al menueto donde los aires de danza se hacen mucho más presentes y con especial atención en las dinámicas tanto progresivas como contrastantes. El pasaje de las trompas sin ningún desajuste.

El Concierto Nº2 también magníficamente resuelto, con un tempo muy preciso y ritmo marcado sin excesos en el primer movimiento, un diálogo entre instrumentos muy bien diferenciado y donde la trompeta sale airosa de sus complicados pasajes. El movimiento central de una expresividad bien planteada y marcando distancia con las interpretaciones “tradicionales” donde se solían introducir vibratos excesivos. El allegro final de nuevo es una lección de estilo concertante entre los distintos instrumentos, sin que ninguno tome protagonismo especial por encima de los demás.

En el Concierto Nº3 el allegro tiene un ritmo vivaz y bastante marcado, dinámicas acentuadas caracterizan la interpretación, todo en un equilibrio que pretende ofrecer una versión ágil y con detalles ricos. El segundo movimiento o cadenza es brevemente improvisado por el violín, donde tal vez podría haber profundizado más. El allegro con el que concluye el concierto es incluso algo más atrevido que el primero, pero no hay pérdida en la expresión y los pasajes del violín son de excelente factura tanto en lo técnico como en lo expresivo. Tal vez este concierto Nº3 sea el de interpretación más “rupturista” respecto a las prácticas “tradicionales”.

El Concierto Nº4 ofrece un primer movimiento de tempo vivaz y ritmo bastante marcado con por los ataques de las cuerdas, el fraseo totalmente distante de los legatos de las interpretaciones tradicionales y por momentos parece que escuchemos una danza. El adagio es de gran expresividad y ausente de edulcoramientos, muy correcto, donde quizás eche en falta un poco de atrevimiento con la ornamentación. El allegro final tiene un tempo más rápido y con un empaste sonoro redondo y un violín solista que arriesga en los pasajes solistas y convence totalmente. De mis versiones favoritas.

El Concierto Nº5 marca un contraste con un primer movimiento de tempo aún más rápido, desde el comienzo podemos comprobar que Trevor Pinnock va desarrollando el papel del clavecín con gran soltura y con ornamentación adecuada, y llegado el momento del solo de tecla no resulta en absoluto atropellado, hay gran riqueza en el fraseo y el tempo no es rígido. El resto del conjunto suena en perfecto equilibrio. El affetuoso está tocado con gran elegancia, sin vibratos innecesarios en el violín y la flauta, donde el clave de Pinnock y su excelente sonido en el que el discurso de ambas manos se aprecia bien diferenciado. El allegro final es un poco más calmado que el primero del concierto, con el ritmo marcado que evoca aires de danza y los pasajes de diálogo del clave con los demás instrumentos en perfecto equilibrio.

El Concierto Nº6 inicia el allegro en la misma línea de tempos rápidos y marcados, el fraseo de las cuerdas es muy rico en detalles y luminoso, el sonido “potente” pero no recargado, recordemos que esta obra se resiente mucho en las interpretaciones romantizadas. El adagio marca un fuerte contraste con el primer movimiento, siendo muy pausado, reflexivo y casi dramático en su desarrollo. El allegro final regresa a los bríos, con un diálogo entre los distintos instrumentos fluido, las dinámicas con alguna brusquedad puntual.

The Academy of St. Martin-in-the-Fields – Neville Marriner (EMI – 1985)

De nuevo retomo una grabación con instrumentos modernos, para muchos un anacronismo hacer esto a partir de los años 80', no obstante tanto la “Academia” como Marriner son intérpretes que durante muchos años tuvieron un público barrocófilo fiel y tiene interés conocer su versión. Concepciones bastante más luminosas que las de Rudolf Baumgartner e indudablemente más acertadas que las de Karl Richter. Muy buena toma de sonido en digital.

El Concierto Nº1 empieza muy bien, el allegro inicial con el tempo nada pesado y con un planteamiento que recuerda bastante a la versión de Britten, pero más luminosa. Hay una leve tendencia al stacatto y buen equilibrio instrumental. El adagio suena más tradicional, pero sin merma en la expresividad y sin romantizaciones innecesarias, salvo algunos instantes de vibrato en el violín. El siguiente allegro en la misma línea que el primer movimiento, con un tempo ligero y con unos solistas muy solventes. El menuetto con una orquestación nada sobrecargada, tocado con elegancia sin la tendencia al exceso de solemnidad de otras versiones tradicionales, en el trío hay detalles interesantes en el fraseo y la ornamentación del oboe, misma contención orquestal en el desarrolla de la polonesa.

El concierto Nº2 comienzo con un primer movimiento de tempo vivaz, con unos fraseos detallados y con un diálogo entre instrumentos bien planteados, tal vez la trompeta debería haber estado un poco más moderada, pero para nada llega al exceso de la versión de Karl Richter. El andante pese a un poco de exceso en los vibratos suena limpio, los solistas igualmente en un diálogo equilibrado y expresivo con un clave bordado en el bajo contínuo. El allegro assai es una delicia en cuanto a tempo, algo más animoso incluso que el primer movimiento, pero aquí la trompeta se pasa de protagonismo.

En el Concierto Nº3 unos tempos bastante tranquilos (sorprende el contraste con Karl Richter) definen el transcurso de la interpretación, el ritmo está levemente marcado en el primer movimiento, y sin dejar de ser disfrutable en el último allegro se habría agradecido un poco más de brio, quedando un tanto próximo a prácticas desfasadas. El segundo movimiento adagio que sirve de transición se resuelve con una improvisación de George Malcolm al clave muy acertada, aunque no tan extensa como la que ofrecerá Ton Koopman más adelante.

El Concierto Nº4 tiene un primer movimiento con un tempo ágil y sin excesos, con suficiente expresividad en los instrumentos solistas y un fraseo suficientemente rico, las flautas prescinden de vibratos innecesarios y la ornamentación está contenida, desempeñando un papel muy destacable en el transcurso de toda la obra. El andante transcurre como un remanso de paz, donde la música fluye pese al notable legato. Sí, es una versión “tradicional” pero muy destacable. El presto sigue el mismo planteamiento que el primer movimiento, con un violín solista que resuelve los pasajes son precisión y limpieza, y detalles interesantes en el bajo contínuo, si bien la parte orquestal se aprecia más recargada.

El Concierto Nº5 tiene un primer movimiento con un tempo ligeramente lento, tendiendo a las interpretaciones tradicionales, no obstante hay gran claridad en las voces de las distintas partes y un los diálogos entres solistas previos a la cadenza fluyen con naturalidad y riqueza en el fraseo. El pasaje del clavecinista George Malcolm, sin llegar al virtuosismo de un Trevor Pinnock o Ton Koopman es muy solvente y de notable expresividad, a años luz de Karl Richter, la transicion del final de la cadenza a la vuelta de la entrada de la orquesta, muy notable. El affettuoso continúa en esta linea de expresividad y buen gusto en los fraseos y ornamentaciones de los solistas, pese a algún instante de vibratos desatados. El allegro último es un excelente cierre al mismo, al ofrecer un tempo más vivaz y repetirse las virtudes que antes describí, el sonido de la Academy of-st-Martin, característico por su claridad aunque utilicen instrumentos modernos y Marriner ofreciendo un criterio muy coherente a lo largo de los distintos conciertos de esta colección.

El Concierto Nº6 en su primer movimiento muestra un sonido bastante camerístico, en absoluto recargado y con un tempo ligero, el equilibrio instrumental adecuado y el fraseo de los solistas muy limpio. El adagio ma non tanto, bastante lento, sorprende por el uso de un órgano positivo en el bajo contínuo, tocado con gran expresividad y dotado de un aire de melancolía, destila pura belleza. En este caso si puedo afirmar que sería una apuesta por una línea interpretativa romantizada pero sin los defectos de otras versiones. El allegro no se desmarca de esta línea de tempo y sí queda algo soso, habría sido de agradecer un contraste mayor, no obstante tampoco hay sobrecarga instrumental en los pasajes de tutti y el fraseo y equilibrio instrumental estan muy cuidados, salvo el clave del bajo contínuo excesivamente lejano y es una pena porque hay detalles interesantes en su ejecución.

The Amsterdam Baroque Orchestra – Ton Koopman (Erato – 1985)

Tanto formación como director son indiscutibles referencias en la interpretación de la música de Bach con criterios historicistas, tratándose de un registro a tener en cuenta aunque con sus pros y contras. Mi impresión es que no quedó suficientemente “pulido”. En general los tempos son rápidos y en las dinámicas hay tendencia a ciertas brusquedades, como es de suponer, la intervención de Koopman al teclado no pasa desapercibida.

El Concierto Nº1 comienza con un allegro de tempo vivaz pero no desbocado, con un sonido musculoso y dotado de fuerza, el equilibrio orquestal muy acertado, las trompas sin estridencias. El adagio es pausado, dotado de gran expresividad y con un desempeño excelente en los solistas, la coda final ejecutada con gran delicadeza y un cierto ritardando. El tercer movimiento allegro con un tempo similar al primero, pero aquí el papel del violín podría haber destacado más, está un poco en segundo plano y la ejecución no es segura al 100%. En el menuet el tempo y el fraseo están muy acertados, con un cierto aire galante, las dinámicas aunque contenidas ofrecen algunos contrastes. Los pasajes solistas del trío tocados con gran pulcritud. En la polacca el tempo es más vivaz y la instrumentación suela ligera. La posterior intervención de las trompas, muy precisa y sin fallos.

El Concierto Nº2 sorprende en varios aspectos, de una parte, que los movimientos inicial y final sean allegros tan moderados en manos de Koopman, pero puede tener cierta lógica: estamos ante la peor ejecución de una trompeta barroca que jamás he podido escuchar. Desafinaciones por doquier e incapacidad de mantener un sonido mínimamente estable, lamentable, la cosa llega a contagiar a las cuerdas en el tercer movimiento donde incluso se observan desajustes en las distintas partes del conjunto. Lo escuchas y te preguntas ¿cómo terminó quedando esto puesto en disco?. No olviden este nombre: Crispian Steele Perkins es el autor de “concerticidio”. Como contrapunto, he de decir que el andante (donde el susodicho no interviene afortunadamente) es hermosísimo, limpio de vibratos, lleno de detalles y con algunas ornamentaciones que no escucho en otras interpretaciones. Un enigma ciertamente.

El Concierto Nº3 comienza el primer movimiento en la línea de Pinnock en cuanto a tempo ágil y dinámicas acentuadas. El segundo movimiento adagio se ejecuja una cadenza más extensa que en resto de las interpretaciones historicistas conKoopman improvisando al clave con abundante ornamentación (se agradece llenar este movimiento con contenido y no con una mera transición). En el allegro Koopman ofrece un tempo más rápido que Pinnock, ofreciendo una resolución muy vivaz y con alguna brusquedad en las dinámicas que son marca de la casa. El conjunto del concierto ofrece unos contrastes interesantes y es bastante “redondo”.

El Concierto Nº4 ofrece una interpretación excelente, con unos tempos vivos en el allegro y en último movimiento presto pero sin llegar al apresuramiento, un diálogo equilibrado entre los instrumentos y un fraseo exquisito por parte de Monica Hugget al violín. El clave de Ton Koopman muy presente en el bajo contínuo con abundantes ornamentaciones, especialmente en el presto que concluye el concieto. El andante es expresivo sin caer en lo empalagoso, como en la versión de Pinnock echo en falta un poco de atrevimiento en las flautas respecto a la ornamentación.

El Concierto Nº5 es el que más espectativas me causaba cuando adquirí esta versión. En el allegro el tempo es bastante ágil sin atropellos inicialmente en la parte orquestal, que suena muy equilibrada y sin brusquedades, desde el comienzo el clave de Koopman está muy presente, y llegado al solo toca con aún más profusión de ornamentación y con una cierta tendencia a la precipitación, algo característico de este músico, pero no es un toque de corrido y sin fraseo, eso está muy cuidado. El affetuoso es interpretado con gran delicadeza, a un tempo bastante lento, el fraseo del clave es muy detallado y sigue habiendo tendencia a cierta sobrecarga en la ornamentación, violín y flauta cumplen su papel con gran expresividad. El allegro final es algo más tranquilo que el del comienzo, no hay sobresaltos, el fraseo de la flauta y el violín son muy acertados y ofrecen una lectura ligera y rica en detalles a la par a la que acompaña el clave con un gran protagonismo como era de esperar en esta obra. Esta versión del Concierto Nº5 es muy destacable, si bien algunos excesos no hacen que sea mi favorita.

El Concierto Nº6 comienza el allegro moderato con bastante brío, un tempo no excesivamente rápido pero más destacable el uso de las dinámicas acentuando las frases, lo que hace que en algún momento el conjunto suene un poco recargado, y en este caso el papel del clave es muy discreto en el bajo contínuo. El adagio ma non tanto es muy expresivo y equilibrado, en este caso se pueden apreciar más ornamentaciones tanto en las violas como en el clave. El allegro que cierra el concierto sigue en una línea de tempo bastante moderado, un sonido musculoso en las cuerdas y el clave más presente que en los movimientos anteriores.

Il Giardino Armonico – Giovanni Antonini (Teldec – 1997)

Alrededor de esta formación hay amores y odios encontrados. Interpretaciones “cañeras”, con dinámicas muy acusadas y tempos en ocasiones vertiginosos, desde luego no dejan indiferentes. Músicos de gran talla y solvencia técnica. Tuve el placer de escucharles en la última edición del Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza, donde comprobé que han moderado sus formas respecto a sus primeros años. La toma sonora de Teldec, excelente en detalles e imagen estereofónica. Es interesante conocer una “visión italiana” de esta obra.

Comienzo francamente precipitado y desafortunado para el Concierto Nº1, con unas trompas estridentes que no dejarán de estar excesivamente presentes. El resto del conjunto suena bastante bien, con tendencia a dinámicas extremas en algunos momentos, curiosamente en la coda final de este movimiento el tempo cae en picado en un extraño ritardando. El adagio toma un rumbo mucho más acertado, con una intervención de los solistas plena de expresividad y que sorprende en algunos instantes con presencia de algún que otro vibrato, entre todos ellos hay que destacar al oboe en su intervención. El tercer movimiento allegro nos devuelve de golpe a las brusquedades tanto por el tempo, como por un stacatto exageradísimo y de nuevo las trompas como elefante en una cacharería. No consigo sintonizar con esta forma de concebir la obra y me resulta francamente irritante. El menuet parece más una marcha militar, más de lo mismo, solo hay respiro en el trío.

Versión bastante trepidante del Concierto Nº2, especialmente en el primer movimiento que me resulta un poco atropellado, donde las dinámicas contrastadas habituales en la formación se hacen notar. No obstante la intervención de los solistas es impecable, de gran virtuosismo y precisión y de nota en el caso de la trompeta que no pierde la compostura. El adagio sin embargo marca un tempo muy ajustado y elegante, resultando una delicia por la magnífica intervención de los distintos instrumentos que suenan sencillamente perfectos. El allegro final retoma los bríos aunque algo más contenidos, la entrada de trompeta impecable al igual que sus acompañantes, aún así todo es como una fanfarria de celebración llena de alegría.

El Concierto Nº3 comienza algo más relajado en tempo, con unas dinámicas marcadísimas en las cuerdas en general y de nujevo con tendencia al stacatto. El adagio se improvisa brevemente sobre el violín solista para montarnos directamente en la locomotora del allegro que cierra la obra, podemos decir sin rodeos tocado a toda pastilla (no sé donde estará el límite de estos músicos), aunque no se pierde detalle alguno. En cuanto a las dinámicas y la forma de tocar, aquí viene como anillo al dedo el adjetivo “cañeros”. ¿Sonaría Bach así en su momento? Albergo dudas, pero es muy disfrutable. La conclusión del último movimiento no hace concesiones a ritardandos ni calderones.

El Concierto Nº4 en su primer movimiento vuelve a mostrar alguna de las brusquedades ya descritas. El tempo no resulta tan acelerado como en otros y es bastante flexible, el diálogo entre las flautas muy juguetón con abundantes ornamentaciones y la intervención de Enrico Onofri al violín de gran virtuosismo. En todo su transcurso hay numerosos juegos con las dinámicas. El adagio muy equilibrado, sorprenden como se moderan estos músicos en los movimientos lentos, tocado con gran elegancia y abundancia de detalles en el fraseo. El allegro que concluye el concierto en este caso no se desmelena en exceso, tanto las flautas como el violín hay gran destreza y una apuesta arriesgada con mucha imaginación en la ornamentación y el fraseo. En el instante de redactar estas notas, este cuarto concierto me ha resultado el de concepto más equilibrado de los escuchados a esta formación.

El Concierto Nº5 abre con un allegro de tempo muy vivaz y desde el comienzo apreciamos que en la toma de sonido ya se le está otorgando gran protagonismo al clave. Algunas brusquedades en la dinámica de la orquesta pudieran justificar esta decisión del técnico de sonido, para que el clave no quede oculto. En la ejecución de Michele Barci se aprecian algunas ornamentaciones hasta ahora desconocidas para mí y algunos pasajes que suenan excesivamente “de corrido”. En su intervención ya como solista se toma numerosas libertades con el tempo y el fraseo que me desconciertan. Creo que entre la rigidez de un Karl Richter y estos atrevimientos estaría la virtud. El affettuoso como ya venimos encontrando en esta grabación de los conciertos, está interpretado con más delicadeza y sin excesos, donde podemos apreciar la enorme solvencia de los intérpretes y la sensibilidad que pueden ofrecer cuando quieren. El allegro en esta ocasión tiene un tempo bastante contenido y las dináminas no están tan acentuadas. El clave sigue siendo atrevido en lo relativo a ornamentación, la flauta de fraseo muy limpio y con tendencia al stacatto, el equilibrio orquestal muy acertado.

El Concierto Nº6 nos vuelve a estos primeros movimientos tocados con gran celeridad y en este caso hasta resulta machacón. Hay detalles interesantes en la ejecución del bajo contínuo, con la presencia de laúd de Luca Pianca y desde luego no se puede poner objeción alguna a la destreza de las violas. En el adagio ma non tanto el fraseo es mucho más interesante y el papel del laúd sigue destacando en el bajo contínuo, más al comienzo incluso que el clave. La progresión de este movimiento va ganando en expresividad a lo largo de sus compases, y curiosamente se cierra con un notable ritardando. El allegro que cierra el concierto es bastante más contenido en el tempo y mantiene las excelencias de fraseo y matices que tuvimos en el movimiento anterior, algunas dinámicas están resaltadas pero sin ser excesivas. Resumiendo versión muy interesante de este concierto salvo el comienzo tan trepidante.

1 comentario:

Jesus dijo...

Otro excelente análisis.
Desde luego que dan ganas de escuchar cada versión.
Gran trabajo Antonio!!