jueves, 23 de mayo de 2019

XXII Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza (2018)

Al fin y con enorme retraso os traigo estas notas musicales, ya os contaba que no doy a basto a atender mi vida privada y mis múltiples aficiones, por lo que inevitablemente termino dispersándome.



Por cuarto año consecutivo me tomé unas pequeñas vacaciones durante el Puente de la Constitución para recalar en las ciudades de Úbeda y Baeza y disfrutar de una nueva edición del Festival de Música Antigua, si bien ya había hecho anteriormente escapadas puntuales, merece mucho hacer un poco de gasto extra y permanecer allí unos días, en plena inmersión musical y gastronómica (porque allí se tapea y se come muy muy bien).

A quien no conozca estas dos ciudades monumentales, ya le está faltando tiempo para visitarlas: tienen buenas comunicaciones, establecimientos hoteleros a precios razonables y un patrimonio artístico encomiable. No hace falta decir más.

En total a 11 eventos pude asistir, de los que más de la mitad han sido de entrada libre y el resto con unas entradas a precio más que asequible.

El primero de ellos tuvo lugar el jueves 6 de diciembre a las 12:30 en la Iglesia de San Andrés (Baeza) de la mano del Ensemble La Fenice bajo la dirección de Jean Tubéry, en donde pudimos disfrutar de un magnífico repertorio en torno a la Navidad en Italia, con obras de los siglos XVI-XVII de Pasquini, Scarani, Banchini, Bovicelli, Monteverdi y otros foráneos. Abrió el programa la Passacaglia a modo pastorale de Bernardo Pasquini para órgano solo, que hizo sonar su lenguetería de fachada de forma excelsa en el instrumento restaurado por el taller de Gerard Grenzing. Los músicos precisamente se agruparon en el coro alto del instrumento, que acompañó el resto de las obras con unas registraciones muy suaves y acertadas para no solaparles. Eché en falta precisamente la otra obra para órgano solo que había en el programa, y precisamente me dejó un poco insatisfecho el recital en este aspecto, más cuando en esta edición del Festival no se han programado recitales específicos para órgano, pero al final retomaré este tema...

Este mismo día a las 17:30, pero ya en Úbeda, teníamos otra cita también de entrada libre, en el Salón Deán Ortega del Parador Nacional de Turismo. Un magnífico recital de violonchelo y piano a cargo de Aldo Mata y Laura Granero, bajo el título Beethoven y el Violonchelo nos hizo un recorrido por algunas de las transcripciones para estos instrumentos que Beethoven hizo de temas de La Flauta Mágica de Mozart, además de la Sonata en La Mayor op.69. La pianista Laura Granero dedicó unos minutos a describirnos el fortepiano de mesa del siglo XIX construido en Londres por Thomas Tomkison que haría sonar durante el recital, un instrumento de sonido dulce y que precisamente es en una sala de dimensiones modestas donde se puede disfrutar plenamente. Ambos músicos estuvieron magníficos en expresividad y ofrecieron algo más de una hora de música maravillosa.

También en Úbeda, a las 20:30 cambiamos el escenario a la Sacra Capilla de El Salvador, con la presencia del Coro Gulbekian dirigido por Pedro Teixeira, con este programa: Rosa Inmaculata - Polifonías Ibéricas a la Virgen. Prácticamente hora y media de excelente música coral de autores españoles y portugueses, interpretada de forma impecable por una formación cuyo empaste vocal es inmejorable.

Los conciertos del viernes 7 de diciembre fueron íntegramente en Baeza. Nuestra primera cita a las 12:30 en la Capilla de San Juan Evangelista con el conjunto Collegium Marianum, bajo el título de Boemo Virtuoso ofrecieron un recorrido por compositores Checos, Alemanes e Italianos. A destacar el papel de su directora y traverso Jana Semerádová, que hizo gala de una elegancia exquisita en su papel de solista, interpretación llena de matices y sin aspavientos como los que el año pasado tuvimos que soportar a Giovanni Antonini. Ella misma tuvo unas palabra para el público -en italiano- y nos regaló una preciosa sotana para traverso y bajo contínuo del compositor Antonio Vivaldi. La soprano Stanka Mihalcová también sobresaliente en su intervención, con una afinación impecable y una potencia vocal admirable.

Tras este deleite musical, recalamos en la Taberna del Arcediano, lugar que recomiendo a todo visitante a Baeza, por su excelente variedad de vinos y buen hacer en la cocina. El año pasado fue traspasado de propietario, pero no ha decaído nada en su calidad (de hecho, la cocinera que siempre estuvo a los fogones es quien ha tomado ahora las riendas de aquello). 

Muy cerca, en la Catedral de Baeza, teníamos nuestra siguiente cita a las 17:30 para asistir a uno de los platos fuertes de la programación: Monteverdi y sus Vespro della Beata Vergine. Repitieron su presencia el Ensemble La Fenice acompañados en esta ocasión de la Capella Prolationum y Ensemble La Danserye, todos bajo la dirección de nuevo de Jean Tubéry. Inicialmente no pudimos tomar el asiento más óptimo para disfrutar de la experiencia, porque la reverberación del templo es considerable y ya a mitad de la nave todo se difumina notablemente. Un programa de gran belleza pero que en su primera parte arrastró algunos desajustes en el empaque de las voces, tras un breve descanso se retomó el curso del programa en el Himno Ave Maris Stella para dar paso al Magnificat y además aprovechamos para aproximarnos unos filas de asientos más, esto mejoró la percepción sonora y también el conjunto vocal tuvo una respuesta más acertada.

A las 20:30 nos desplazamos al Auditorio de las Ruinas de Santiago, donde bajo el atrayente título de La Profecía de la Sibila, nos esperaba un gran chasco y el único lunar negro en estos días de Festival, opinión personal y totalmente subjetiva reconozco, más cuando me sentí un extraterrestre ante tanta ovación y vítores por parte del público. El Euskal Barroke Ensemble aprovechando la temática propuesta, nos plantó una cantaora flamenca para recitar los versos de la Sibila, y montó un programa más basado en el folk que en lo religioso con numerosas piezas cantadas en euskera, incluso el Ave Sanctissima María de Juan de Achieta. Mucho ritmo y percusión, buenrollito... pero para mí un auténtico pastiche y engaño. Si me ponen este programa en un festival de música folk o celta, hasta lo puedo escuchar con cierto agrado, pero aquí es que no pegaba ni con cola. Y lo dicho, el público entusiasmado y yo deseando salir pitando de allí.

Por suerte a medianoche (23:59 hacen constar en estos conciertos nocturnos) tuvimos un pleno resarcir con la presencia de La Bellemont en la Capilla del Antiguo Seminario de San Felipe Neri (UNIA), con el programa 'La Voix de la Viole' - El lenguaje de la viola da gamba en la Francia de Françoise Couperin. Una inmersión en este bello instrumento donde además del compositor que servía de guía disfrutamos de Robert de Visée, Marin Marais y Antonie Forqueray. Belleza en estado puro y un apunte interesante: a mitad de programa la Violagambista hizo una pausa y tuvo unas palabras para el público, llamando a hacer un esfuerzo en nuestra escucha y hacer nuestra propia interpretación personal del significado musical de Le Labyrinthe de Marin Marais. A mí esta propuesta, en la que sugiere que la música sirva de estímulo intelectual, me hizo reflexionar sobre que sucede tristemente muchas veces con las prácticas musicales en las que se busca el aplauso fácil (justo lo vivido en el concierto anterior).

Para el sábado día 8 teníamos tres citas musicales más en Úbeda para finalizar con esta edición del Festival. La primera de ellas en la Sala Pintor Elbo del Hospital de Santiago con el conjunto L'Apothéose y un programa dedicado a las Óperas y Zarzuelas en el Madrid del siglo XVIII (De Durón a Nebra). La sala resultó un tanto incómoda por su forma tan rectangular, además que tuvimos un pequeño problema y llegamos casi empezando y algún listo ya había tomado asiento en las sillas reservadas (y no era plan de montar un lio), no obstante la acústica era magnífica y tuvimos pleno disfrute de todos los matices. La soprano Lucía Caihuela nos sorprendió con una voz potente y una dicción perfecta, haciendo gala de un dramatismo bien dosificado y en algunos momentos notable como la Aria Quien fió de un mar sereno de Nebra. Del mismo compositor nos regalaron unas Seguidillas como propina a una actuación de altísimo interés que casi llegó a la hora y media de duración, con algunas obras interpretadas por primera vez en tiempos modernos.

El Auditorio del Hospital de Santiago nos esperaba a las 20:30 para escuchar a Recóndita Armonía Ensemble bajo la dirección de la violagambista Lixsania Fernández, con un programa dedicado a la Música en la Catedral de Santiago de Cuba y que puso el listón de este Festival en lo más alto. En la sala encontramos la novedad de estrenar nuevos asientos, mucho más cómodos que los antiguos, y algunas intervenciones encaminadas a mejorar la acústica del recinto. Brillantísimas intervenciones del tenor Jorge Juan Morata y la soprano María Hinojosa, particularmente ésta en 'Tu mi Dios entre pajas' de Esteban Salas y Castro, nunca mejor dicho como un ángel por su dulzura y exquisitez en el canto. También la invervención de ambos en el dúo 'Vau. Et egressus est', del mismo autor. La directora Lixsania Fernández también tuvo su papel como soprano en el villancico 'Albricias pastores'. En el apartado instrumental, destacar la interesante transcripción con órgano positivo incluido de las Variaciones 'Nel cor piú non mi sento' de Ludwig van Beethoven. Y como propina final 'La Tarántula', que desató los aplausos y vítores de un público entusiasmado y agradecido por tal derroche de buen quehacer musical,

Y como cierre de esta edición, a medianoche en la Iglesia de San Pablo las cristalinas voces femeninas del Ensemble Peregrina bajo el título programático Filia Praeclara nos trajo la Música de los Monasterios de Clarisas Polacos (ss. XIII-XIV). Una hora a través de Secuencias, Motetes y Conductus que elevaron nuestro espíritu a lo más alto. Cuatro solistas que cantaban como los ángeles dirigidas por Agnieszka Budzinska-Bennett.

Quedaba algo en el tintero sobre lo que quiero hacer un llamamiento a la organización: El Órgano de la Iglesia de San Pablo (Baeza), instrumento en buen estado de uso y restaurado en 2008 por el organero Manuel Luengo, duerme el sueño de los justos sin merecer la atención de este Festival. Igualmente sucede con el órgano de la Sacra Capilla del Salvador (Úbeda) reconstruido en 2007 por Carlos Álvarez. Los órganos han de mantenerse 'vivos' con su uso y forman parte igualmente de todo este patrimonio cultural que ofrecen estas bellas ciudades. Sinceramente no comprendo tal 'olvido', salvo que se esté pretendiendo destacar el trabajo de unos maestros del oficio sobre otros. Aquí les dejo un par de fotos de los citados instrumentos.
Órgano de la Iglesia de San Pablo (Baeza), fotografía de Manuel Luengo.
Órgano de la Sacra Capilla del Salvador (Úbeda). Fotografía de A. Pérez Villena.

3 comentarios:

Amado dijo...

No lo he leído completo. Me voy a tomar mi tiempo, pero sólo decir que es un gusto leer a alguien que le gusta su afición y lo hace desde el interés, la profesionalidad y el altruismo con la q un doctorando trabaja sin recibir nada a cambio. Un saludo, Antonio.

Fco. Javier Gámez dijo...

Un gran artículo Antonio y muy interesante como siempre. Muchas gracias por aportar tus conocimientos y experiencias a este mundo de tinieblas. Da gusto leerte.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Muchísimas gracias por compartir tus impresiones, Antonio. Los textos son claros, ilustrativos y valientes, cosa esta última que no siempre ocurre cuando la gente escribe sobre música antigua: conozco casos bastante sonados en los que el crítico de turno se mueve en un círculo cercano a la organización y/o los músicos. Y sí, también en este festival, en el que hace años pude ver a un crítico que se reivindica a sí mismo como "comprometido" andar rondando a Antonio Moral, que colaboraba con el feestival a través del CNDM. Adivina quién redactaba buena parte de las notas al programa de estos y otros conciertos del referido organismo, al tiempo que escribía las críticas.

Volviendo al tema, tus líneas son muy ilustrativas de lo que allí has podido ver. A mí me trae muchos recuerdos. También es estupendo que señales el "olvido" de dos de los órganos. Vete tú a saber lo que ahí hay detrás. Conociendo cómo son las cosas en las ciudades pequeñas, en las que los círculos de poder funcionan como reinos de taifas pisoteándose los unos a los otros, puedo imaginarme lo peor.

Lamento que marchara el dueño de El Arcediano, aunque si la cocinera sigue allí y llevando las riendas, pues estupendo. Sí que ha sido uno de los mejores sitios para comer en Baeza. ¡Saludos!