Evangelos Odysseas Papathanassiou 23/3/1943 - 17/5/2022 |
Minutos antes de comenzar el concierto me llega el primer whatsapp de un amigo, y me entero: Vangelis ha muerto. En menos de media hora vinieron varios mensajes más en cascada... y aunque el músico nos dejó en la noche del martes 17 la noticia no ha saltado en los medios hasta hoy. La velada musical se tornó en un instante triste, he llegado a casa y lo primero que he hecho ha sido poner el LP de Heaven and Hell y escuchar esa cara 1 que incluye la música de los título de la serie Cosmos. Y es que Evangelos Odysseas Papathanassiou supuso muchas cosas para mí en varios ámbitos.
Es absurdo ponerme ahora a desgranar su extensa trayectoria musical, pero si quiero compartir el entusiasmo y respeto que sentía por él, e incidir en algunas cuestiones. De los tres músicos populares que marcaron mi adolescencia (los otros dos: Mike Oldfield y Jean-Michel Jarre) el griego seguía causándome ilusión, y si bien también tuvo sus altibajos creativos, creo que mantuvo el tipo mucho mejor. Hace poco tiempo precisamente le dediqué esta reseña.
En mis años mozos tener discos era poco accesible, a comienzos de los '80 empiezo a tener algunos LP's, ahí andaba una selección de obras de Bach por Helmut Walcha (serie ecónomica por supuesto) y Opera Sauvage de Vangelis que me regaló mi hermana Isa. Y es que Vangelis fue precisamente para mí un puente de la música clásica (si, era un niño raro raro...) a la popular. Paradojas de la música: para Helmut Walcha su ceguera no era impedimento de poder tocar completa la obra de Bach de memoria, y para Vangelis su analfabetismo musical (cero partituras) nos daba un bofetón a mano abierta creando auténticas obras maestras de la música electrónica.
Tengo algunos recuerdos muy bonitos asociados a Vangelis. En 1983 con mi amigo Javier Gámez, nos metimos en Sierra Nevada, dos chiquillos con un mapa y zapatillas deportivas, a patear la Verea de la Estrella. En mi walkman Sanyo llevaba yo una cinta que me dejó Javi con Albedo 0,39. Y por supuesto cuando no dejaba pasar ni un episodio de la serie Cosmos de Carl Sagan, y allí sonaba esa melodía en el piano de Heaven and Hell. Mi amigo y yo hemos sido siempre unos Cosmofanáticos.
Creo que conviene recordar la etapa no tan conocida (para la mayoría) de Vangelis, con sus primeros escarceos puramente pop en el grupo The Fornmix, el salto a Aphrodite's Child con su primo Demis Roussos. Intensa y breve fue la vida de esta banda griega que terminó con un doble LP maldito y genial de rock progresivo: 666.
Pero el Sonido Vangelis genuino se afianzará en 1973 con la publicación de la banda sonora de la serie documental L'Apocalipse des Animaux. Trabajo que sorprende especialmente por las texturas sonoras obtenidas sin sintetizadores, todo instrumentos acústicos. Aquí es donde ya vislumbramos lo que daría de sí el griego en cuanto a alquimia del sonido, por encima para mí respecto a Jean-Michel Jarre o Isao Tomita, por poner casos bastante contemporáneos.
Luego vendría la creación de los Estudios Nemo, un lugar que debió de ser absolutamente fascinante, en medio del Soho londinense. Allí vieron la luz todos los trabajos para la discográfica RCA y una buena parte de los que publicó en Polydor... por citaros dos renombrados: Heaven and Hell y el oscarizado Chariots of Fire (óscar que no pudo retirar por estar enfrascado totalmente y con los plazos pisándole los talones para terminar SU GRAN banda sonora: Blade Runner).
Hay elementos bastantes comunes en la obra de Vangelis durante los años 70-80. De una parte esa conexión con naturaleza y cosmos, en vista de los trabajos que se publicaron y las temáticas de fondo. Por otra, el peculiar y genuino modo en que exprimió el sintetizador Yamaha CS-80, dotando su sonido de una cualidad genuina (al igual que distinguimos el toque de guitarra de Oldfield a los pocos segundos, o como se despachan las secuencias de Jarre). Obra inclasificable en las estantería de las tiendas (a mí me subía la tensión en la época que empezaron a verse en el apartado New Age) pero que al final terminó muy encorsetada en las BSO, porque la mayor popularidad siempre la tuvo con los trabajos fílmicos.
La trayectoria de bandas sonoras de Vangelis tiene algunas peculiaridades a tener en cuenta. De gran parte de esos trabajos, las publicaciones en disco siempre recogieron una parte, y muchas veces con un trabajo de post-producción adicional. Esto es especialmente notorio en el caso de Chariots of Fire, si prestáis atención a la música que suena en el film y luego escucháis el disco, apreciareis notorias diferencias (además de que el disco incluyó una especie de suite en su cara B basada en variaciones del tema principal, esa cara B no sonó en el film). El caso de Blade Runner es de libro, porque si bien en los títulos finales del film aparece 'OST available on Polydor', la discográfica nunca publicó ese LP, salvo el tema de títulos final que se incluyó en un recopilatorio llamado Themes. Habrían de pasar muchos años hasta que Warner lanzase primero una edición en un CD, y luego vino otra con 3CD's y material adicional. Eso da para un post aparte...
Otro punto álgido en su carrera fue el dúo que formó con Jon Anderson (con quien ya había colaborado), publicando 3 LP's en Polydor que tuvieron muy buena acogida y difusión en las emisoras comerciales de radio. Vangelis volvía a hacer un giño al pop con unos resultados musicales de excelente calidad. El último álbum del dúo en el sello Arista (con quien Vangelis tuvo una breve vinculación) pasó sin pena ni gloria.
La década de los 90 y el cambio de compañía discográfica (de Polydor a Warner, mediando ese fugaz contrato con Arista) supusieron un bajón creativo, no obstante el álbum El Greco (ojo, no confundir con la banda sonora que también compuso Vangelis para la película) si bien menos conocido es quizás el hito de esa época, pero no a todos convenció su sonido oscuro. Efectivamente, podeis deducir que ni 1492 Conquest of Paradise, ni Alexander, son para mí trabajos notorios. Suenan bien, pero el estancamiento es evidente.
La tónica general desde los noventa hasta entrados este siglo XXI fue una clara predominancia de masas corales en sus trabajos (algo que ya se vislumbró en Mask, del año 1985) y una orientación sinfónica con momentos de bastante ampulosidad. Los últimos trabajos para el sello Decca, que comenté en mi reseña retomaron en cierta medida la estética de su época dorada, pero nos hemos quedado con la miel en los labios respecto a futuras publicaciones. Ya hace muchos años que desaparecieron los Estudios Nemo. Hoy el capitán y yo lloramos.
Y allá... donde quieras que estés, un millón de gracias por tanto y tan bueno.
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