Esta bitácora no podía dejar pasar el 50 aniversario de
la publicación de Tubular Bells, el primer álbum de Mike
Oldfield. Un trabajo que supondría un gran impacto en el devenir
del rock de los años ‘70. La fecha exacta fue el 25 de mayo de 1973.
Hay ríos de tinta escritos sobre este disco, y a pesar de la redundancia de información que podéis encontrar al respecto, quiero aportar mi grano de arena incidiendo en algunas cuestiones que no son habitualmente abordadas aprovechando la efeméride.
Desde un punto de vista estrictamente musical, Tubular Bells es difícil de catalogar, para mí el término más próximo sea Rock Sinfónico, más que nada por la estructura de larga duración de las piezas del mismo, dos partes que rondan los 24 minutos, lógicamente por el condicionamiento de duración de las caras de cada LP. Hay una clara similitud con la forma de Poema Sinfónico.
La primera parte de Tubular Bells se estructura en una sucesión de variaciones sobre el tema de inicio tocado al piano, transcurriendo a través de distintos clímax, en pasajes más eléctricos combinados con otros más ambientales. Finaliza esta parte con la conocida presentación de los distintos instrumentos por parte de Vivian Stanshall en un crescendo, con una clara similitud con el Bolero de Ravel. La segunda parte es más heterogénea, con un precioso comienzo pastoral que se desarrolla hasta desembocar en un rock pesado con aullidos de hombre cavernícola y desembocar en un tema puente ambiental que rememora la melodía del inicio de la parte 1, con una breve pausa y el tema folk tradicional Sailor’s Horpipe. Esta segunda parte merece ser más escuchada, ya que siempre prevalece en la memoria colectiva el inicio del álbum.
El álbum, completamente instrumental -a excepción unos coros al final de la parte 1 y esos pasajes gritados en la parte 2- tuvo dificultades para encontrar discográfica que quisiera publicarlo. Oldfield paseó por varias compañías una maqueta realizada en cassette y el nacimiento del sello Virgin Records fue uno de los factores que facilitó su salida. Inicialmente en ventas tampoco arrancó fuerte, fue una triquiñuela del fundador de Virgin, Richard Branson, que cedió sin permiso de Oldfield el uso de la música para la película El Exorcista. El impacto del film ayudó a la difusión del álbum, que ascendió fulminantemente. Podemos considerar más o menos afortunada -para mi poco al caso- esta decisión, pero no cabe duda que es una incógnita que habría sido de Tubular Bells de no haber contado con esa ‘publicidad’.
Sin negar que el olfato de Simon Drapper (cofundador de Virgin Records, más importante para este caso que el propio Richard Branson) estuvo muy atinado al fichar a Oldfield, hay otro actores que influyeron en que Tubular Bells fuese unos de los discos más importantes de la historia del rock. El álbum se graba con la producción de Tom Newman (músico con ya buenas tablas de su paso por los grupos Tomcats y July) y la dirección técnica de Simon Heyworth (personal fijo de los recién inaugurados estudios The Manor). La grabación además de un hito importante en técnicas y aprovechamiento al máximo del sistema multipista, eclosiona felizmente por la buena sintonía de Mike Oldfield con sus compañeros de trabajo. Tengamos en cuenta que Tubular Bells se publicó el mismo año que The Dark Side of the Moon de Pink Floyd, grabado en Abbey Road bajo la dirección de Alan Parsons. Técnicamente no llega a esa excelencia, pero se queda muy cerca, para ser un sello y estudios recién creados y con un músico novel.
La portada de álbum, diseñada por Trevor Key, también ha terminado siendo una de esas ‘clásicas’ de los álbumes del rock de los ‘70: esa campana tubular torcida sobre el paisaje del oleaje marino y el fondo nuboso, y la contraportada con los huesos tirados en la playa, en referencia a la secuencia del film 2001 Una Odisea en el Espacio, dándose además la circunstancia que esta primera referencia del catálogo de Virgin Records fue V2001.
Tubular Bells dió mucho juego y quizás un exceso de herencia a su autor. El álbum tuvo dos secuelas (Tubular Bells II y Tubular Bells III) de las cuales la primera de 1992 es la más acertada. También una adaptación para orquesta The Orchestral Tubular Bells de 1974 por parte del compositor David Bedford que no terminó de ser satisfactoria para Oldfield (el asunto parece se debió a un empeño de Branson). También en 2003 el álbum fue regrabado por Oldfield, que siempre se quejó de las imperfecciones y defectos técnicos del original, pero el resultado no fue el deseado, ya que se perdía mucha de la crudeza y esencia del original (y tuvo errores bastante garrafales como meter instrumentos MIDI por medio).
La grabación original, efectuada en 16 pistas, también ha tenido su ‘tránsito’ y curiosidades a lo largo del tiempo, en las que si voy a entrar en detalle. Voy a poner por orden cronológico las distintas variaciones y mezclas que tuvieron lugar porque es bastante curioso:
1973: Mezcla original en estéreo, editada en referencia V2001
1974: Edición cuadrafónica en varios sistemas de codificación (SQ y también CD-4 mas orientada al mercado nipón) editada con referencia QV2001. NO ES una remezcla cuadrafónica real, es el original estéreo al que se le añaden reverb y algunos efectos, bastante prescindible.
1976: El álbum es reeditado en la caja recopilatoria BOXED, ahora sí con una remezcla cuadrafónica real realizada por Phil Newell. El sistema de codificación es SQ, compatible con estéreo en cualquier aparato reproductor de vinilos, pero con severas limitaciones en la separación de canales según el programa sonoro. La cinta maestra codificada SQ se usó años después en la reedición en compact disc del BOXED. Esta remezcla tiene algunas curiosidades, balance distinto de algunos instrumentos, pasajes que antes no se escuchaban, pero lo más notorio: no suenan las campanas grabadas en la toma original. La cinta multipista se fastidió en un momento posterior (*) y hubo que regrabar las campanas. El sonido no es el mismo que en el original, porque Oldfield dejó literalmente arruinadas las campanas de los mazazos que les arreó (así suenan en la mezcla de origen, que parecen las del juicio final). Otros instrumentos como el órgano Farfisa también se vieron afectados en los primeros minutos. En el final de la parte 2 se recupera el Sailor’s Hornpipe que se grabó inicialmente con una importante perorata de Vivian Stanshall, pero se desestimó por considerarse demasiado bizarra.
1981: Edición Half Speed Mastered de Epic para USA. Tiene la peculiaridad de usar la mezcla del BOXED, pero el Sailor’s Hornpipe es el de la mezcla original de 1973.
2001: Edición en SACD de la remezcla cuadrafónica del BOXED. Por fin se pudo disfrutar plenamente en sonido multicanal de alta resolución de esta obra maestra, sin los inconvenientes de la codificación analógica SQ. El propio Simon Heywort remasterizó en formato SDS la cinta original de 4 pistas, que afortunadamente estaba impecable. Dicho SACD ofrece la capa surround con la mezcla citada y la capa estéreo con la mezcla original de 1973 en remasterización SDS de 1997 por el mismo ingeniero.
2009: Remezclas tanto en sonido estéreo como multicanal por parte del propio Mike Oldfield, para las ediciones De Luxe. Como ya dije, la cinta de 16 pistas ya había sido ‘regrabada’ en algunas partes, así que nos pasa lo mismo que en la edición de la caja BOXED, que ni suenan las campanas mutiladas, ni el órgano es el mismo. Desde luego los resultados técnicos son mejores, aunque la remezcla multicanal se ofrece en DVD bajo los sistemas Dolby Digital o bien DTS. Habría sido de agradecer una edición en soporte de alta resolución como la del SACD.
* Aclaración sobre los daños causados en el máster multipista: La cinta tuvo una ‘visita’’ a los Estudios Abbey Road en una fecha indeterminada antes de la mezcla del BOXED. ¿El motivo? Se usaron dos fragmentos de Tubular Bells para un disco cuadrafónico de demostración (Quadrafile) que se realizó con la supervisión del ingeniero Alan Parsons. De hecho en las notas del BOXED se comenta este hecho y que la cinta anduvo perdida y apareció debajo de una cama.
Enlace a la edición del Quadrafile
Hay infinidad de reediciones de Tubular Bells, con algunas pequeña variantes respecto a lo expuesto, pero he querido extenderme en las que son importantes desde el punto de vista de sonido y alteraciones de la mezcla original. Sí, es un detalle nada despreciable para quienes conocemos la obra al dedillo, qué y cómo suena en cada segundo de la misma.
Si no conocéis el álbum, no dejéis pasar esta conmemoración para dedicarle 50 minutos.
Los créditos:
Parte 1:
Coro femenino: Mundy
Ellis, Sally Oldfield
Doble bajo: Lindsay
Cooper
Flauta: Jon Field
Piano de cola,
Glockenspiel, Órgano [Farfisa, Lowrey], Bajo Eléctrico, Guitarras
eléctricas, Electrónica [Taped Motor Drive Amplified Organ Chord],
Otras Guitarras [Speed, Fuzz, Mandolin-like], Percusión [Assorted],
Guitarra acústica, Flageolet, Piano [Honky Tonk], Campanas
Tubulares: Mike Oldfield
Maestro de ceremonias:
Vivian Stanshall
Parte 2:
Guitarra acústica: Tom
Newman
Coro de los Estudios
Manor
Coro Femenino: Mundi
Ellis, Sally Oldfield
Conductor [Bootleg
Chorus]: Mike Oldfield
Percusión: Steve
Broughton
Guitarra Eléctrica,
Órgano [Farfisa, Lowrey, Hammond], Bajo Eléctrico, Acoustic Guitar,
Piano, Electric Guitar [Speed Elec. Guitars], Timpani [Concert
Tympani], Guitarras [Sounding Like Bagpipes, Spanish], Voz
[Cavernícola], Coro [Moribundo]: Mike Oldfield
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