viernes, 21 de julio de 2023

Peligrosa Autocomplacencia


A pocas horas de entrar en la jornada de reflexión previa a estas las Elecciones Generales, estoy agotado mentalmente (bueno, también físicamente con estos golpes de calor contínuos). Agotado del nivel de mierda que circula, de mentira, de manipulación y de una mayoría de medios de comunicación que les baila el agua a esta derecha española absolutamente tóxica y primitiva.

También muy preocupado. Nos jugamos mucho el 23 de julio. Nos jugamos un salto en el tiempo, a épocas nada deseables, retrocesos sociales y pérdidas de libertades (manoseado concepto y prostituido ya por las fuerzas reaccionarias). Porque no veo el resultado nada claro, y sobre todo porque me encuentro con personas más o menos cercanas que asumen ciertos discursos absolutamente nefastos que se están difundiendo.

Sobremanera llama la atención la llamada de la nostalgia, del cualquier tiempo pasado fue mejor, de robar Verano Azul como artimaña propagandística, en un burdo intento de menospreciar algunos progresos sociales de nuestro pasado reciente, de confundir a la población y querer atraparla en el pasado.

Nadie se libra de mirar a su juventud con las lentes de la felicidad, de recordar lo que más nos regocija. Potencia esta tendencia el vivir en un mundo muy cambiante, que plantea gran cantidad de incógnitas e incertidumbres. Es más fácil refugiarnos en el hogar infantil que afrontar los retos, es autocomplaciente. En juego también hay otro factor, eximirnos de cualquier responsabilidad en el desarrollo de los acontecimientos, como si los cambios o los obstáculos que hemos de afrontar, no tuvieran nada que ver en cuanto a nuestros actos pasados, esto también es autocomplaciente. La culpa es de otro ente, los poderes, los políticos… pues sí, pero ¿de que poderes y de qué políticos? ¿y siempre el muerto es para otro?

También nos juega mala pasada la consciencia. ¿Eramos conscientes hace décadas de los problemas que afectaban al mundo? Es una de las putadas de la madurez, salvo que juguemos a ser avestruz teniendo ciertas edades.

Es cierto que también hay muchísimas cosas de este momento que vivimos que me molestan y me siento inadaptado. La lista sería extensa desde lo práctico hasta lo más lúdico. Me sobra el turismo en masa, me sobra mala música, y unas cuantas cosas más. Unas dependen realmente de la gestión política (y no vienen de ayer, sino de décadas de cocerse el problema) otras son entendibles en el vaivén de la civilización, con sus periodos de luz alternados con los de decadencia.

Curiosamente en algunos temas se juega con la estadística, entendida como ‘la niña del exorcista’ que dice mi marido, y es que se le retuerce el pescuezo que da gusto oigan. En relación al cambio climático por ejemplo, siempre encontraremos a un negacionista que nos dira ‘siempre hizo calor’, ‘hubo picos extremos como estos’, ‘hubo sequías’. Si claro ¿pero se le escapa que la frecuencia con la que estos fenómenos se suceden ha pillado una rampa logarítmica? Si vives en Granada contemplando Sierra Nevada, que la nieve por debajo de 2000 metros de altitud se haya convertido en rara avis no quiere decir nada, venga ya… Pero sí, que te quieren controlar cambiando de hábitos de vida, asumiendo nuestra parte de responsabilidad.

En todo ese batiburrillo de nostalgia como ya he apuntado antes, el concepto libertad es el que se lleva todos los premios de tergiversación. Es un concepto delicado, de finos límites. Pero este soniquete que viene repicando ya hace un tiempo de ‘antes había más libertad’ es para hacérselo mirar. Si, puede que tuvieras libertad para fumar donde te diera la gana y se jodieran los demás. Para ir en coche a mear si hiciera falta porque estar montado en auto tenía su plus de rango social. Puede que tuvieras libertad para arremeter contra cualquier minoría racial o social sin que nadie te pusiera en tu sitio. O para zurrarle a tu pareja porque formaba parte de las costumbres de ese pasado tan maravilloso. A todo esto se me ocurre que en el imperio romano también había libertad para machacar cristianos con tranquilidad ¿a que no mola?

No, no veo el pasado de color de rosa y Verano azul es simplemente un testimonio de una época. Y aunque sea un apasionado de rock progresivo, rebuscando encuentras ahora música muy valiosa, está ahí, los problemas son otros más relacionados con estructuras que precisamente tienen que ver mucho con el lucro, con el ansia de dinero fácil (algo que sí le mola a la derecha).

Sepan lo que hacen, a muchos nos pueden joder la vida. Incluido al votante manipulado.

1 comentario:

Javier dijo...

Al final no se han cumplido los presagios que muchas encuestas auguraban. La victoria de los azules se puede calificar como pírrica y parece ser que los colorados son los que podrían llevarse el gato al agua. Iremos viendo. Un saludo.