Al igual que hace un año, abordo el 50 aniversario de discos que han tenido gran influencia en mí como melómano y siguen haciéndome disfrutar como la primera vez que los escuché. De nuevo, el amigo Andrés Quesada se hará cargo de la parte que corresponde a la música española. Seguro que alguno echa en falta referencias importantes, pero se nos echaba el tiempo encima y había que terminar.
Mike Oldfield - Ommadawn (Virgin)
Siguiendo mi costumbre, el músico de Reading encabeza esta reseña, que precisamente se publica en fechas del lanzamiento de su tercer álbum. Ommadawn bien podría considerarse la antesala de la explosión en Europa de los ritmos étnicos, al crear una fusión única de rock con elementos folk celtas y africanos.
A diferencia de sus predecesores, el álbum no se graba en los estudios The Manor de la discográfica Virgin, sino que Oldfield hará instalar en The Beacon, su casa en Kingston, un sistema de 24 pistas, y además asume plenamente los papeles de productor e ingeniero de la grabación. El proceso no estuvo exento de dificultades, ya que con la primera cara del LP prácticamente concluida, la cinta multipista sufrió un severo deterioro, bien por un problema de defecto de calidad o bien por las numerosas sobregrabaciones que se realizaron en la misma, de modo que tuvo que comenzar desde cero.
Pese a este control tan personal del proceso, Ommadawn es el disco más ‘colectivo’ de Oldfield, por la cantidad de participantes en su gestación, destacando la presencia de sus hermanos Terry (flauta) y Sally (voz), Paddy Moloney de Chieftains (gaita), Pierre Moerlen de Gong (timbales), Leslie Pening (flauta dulce), William Murray (percusión), Clodagh Simmonds y Bridget St. John (voces), The Penrhos Kids (voces infantiles) y los africanos Jabula (tambores)... y la lista no está completa.
Ommadawn se estructura en dos partes, una correspondiente a cada cara, si bien la parte 2 concluye con un tema diferenciado, On Horseback, donde Oldfield canta acompañado de las voces infantiles, siendo este su primera intervención vocal en un álbum (estuvo el precedente en single de Froggy Went a Courting, aunque era más una boutade simpática sin mayores pretensiones).
Sobre el título de Ommadawn, si bien en principio Oldfield no quiso definirse al respecto y alegó que era una palabra sin sentido, proviene de una de las palabras de las letras cantadas en la parte 1 y sería aproximado a la traducción del gaélico a tonto, sin más.
Parte 1: El comienzo es muy pastoral, rememorando mucho a Hergest Ridge, con una exposición de un breve motivo que suena en las guitarras con un bajo de acompañamiento, un suave coro de voces femeninas suena de fondo. Esta secuencia irá tomando cuerpo y energía y entrará un nuevo motivo en los teclados con un bajo mucho más presente. El motivo inicial se alterna con este secundario e irán ganando en intensidad hasta alcanzar el primer clímax a modo de trueno con un primer solo de guitarra. Se produce entonces una transición a un nuevo tema de tempo lento con un suave acompañamiento rítmico y un fondo de flautas que entona una melodía de aire tradicional, pero la calma durará poco, en breve un redoble de timbales y un breve solo de guitarra hacen que el tema se reexponga con mayor intensidad hacia un nuevo clímax donde mandolina y guitarra eléctrica se hacen presentes, para desembocar en el tercer núcleo temático que comienza con la flauta y acompañamiento de mandolina. Esta tercera idea melódica ganará intensidad en breve hasta desembocar en una conclusión brusca, con un brevísimo silencio.
Tras esta pausa una arpa despliega un arpegio y una suave melodía de cuerdas punzadas con un coro angelical en el trasfondo da comienzo a un nuevo motivo melódico, al que se sumará un breve solo de violonchelo para hacer la transición una nueva intervención guitarrera, que tras un intenso leitmotiv de presentación, empieza a desarrollar variaciones al unísono de una percusión celta que se hace presente en el fondo. Las variaciones ganan en intensidad hasta que se suma la percusión africana, arpegios de guitarra electrica, coro in crescendo y una nueva transición a cargo de la flauta de pan… y entonces… empieza la fiesta al ritmo de los tambores de Jabula, las voces femeninas entonan el coro en gaélico, sin mucho sentido por cierto…
El
gato está en la cocina bebiendo leche
Soy
un tonto y me estoy riendo
(Soy)
tonto y me estoy riendo
Este motivo se irá repitiendo en un alarde de minimalismo, pero no cesan de añadirse nuevos instrumentos que aportan melodías sumándose en capas. Las marimbas, la guitarra eléctrica, secuencias de sintetizador, todo suma y sigue subiendo en intensidad. La percusión se intensifica en complejidad rítmica y un fanfarria de bajo, trompeta y guitarras acústicas sonando dan una nueva vuelta de tuerca a este final de la primera parte. La guitarra eléctrica no canta, aúlla un canto primitivo y parece que somos presa de un ritual ancestral. El coro ya no entona letra, sólo hace acompañamiento monosilábico en un giro de intensidad orgásmica. Un breve y brusco glissando de la guitarra eléctrica y todo se silencia, salvo los tambores africanos que quedan en el fondo a modo de palpitar y se van desvaneciendo, como un pulso que se calma tras un intenso ejercicio físico, hasta alcanzar el silencio…
La Parte 2 empieza en modo fanfarria, una textura compleja llena de capas sonoras. Guitarras de todo tipo, teclados, tiene un cierto aire a la ‘tormenta eléctrica’ de Hergest Ridge. No hay una línea melódica claramente definida, sino una superposición de melodías acopladas en perfecta armonía, in crescendo hasta un clímax en que una campana tubular entona una tonada al unísono de la guitarra acústica. Estamos ante un comienzo muy sinfónico (no puedo evitar evocar a Brahms) que de repente se desvanece suavemente con una introducción de la guitarra acústica relevada por la eléctrica haciendo una transición a una de las intervenciones ‘estrella’ en este genial disco.
Un arpegio de arpa desemboca en el solo de gaita irlandesa de Paddy Moloney, uno de los momentos más bellos de toda la carrera de Mike Oldfield, con un acompañamiento sin alardes pero perfecto de la guitarra acústica. Un colchón armónico de teclados se añade y el motivo de indudables aires celtas va ganando intensidad hasta finalizar en una coda con otro nuevo arpegio de la arpa. Se desarrolla una nueva transición a cargo de las flautas y la acústica que como en casos anteriores desemboca brevemente en un clímax donde ahora las guitarras si son más agrestes, las flautas, el coro y el bajo que retumba ahora suenan a tope y….
En un nuevo giro melódico (este disco está lleno de transiciones acojonantes) vuelven lo tambores africanos a acompañar, un pequeño movimiento de danza para terminar esta segunda parte con unos desarrollos melódicos de la guitarra eléctrica muy poderosos, el coro también como colchón armónico y un final brusco con una nota de guitarra.
On Horseback: Apéndice de la segunda parte de Ommadawn. Oldfield cantando una melodía infantil, el coro Penrohs Kids, y vamos a dejarlo con la letra. Escúchen, y emocionensen.
A caballo
Me
gusta la cerveza, y me gusta el queso
Me gusta el olor de una
brisa del oeste
Pero lo que me gusta más que todo
Es estar
a caballo
Oye,
y si nos vamos
A través de la hierba, a través de la
nieve
Bestia marrón grande, cara marrón grande
Prefiero
estar contigo que volar por el espacio
Me
gusta el trueno, y me gusta la lluvia
Y fuego abierto, y llamas
rugientes
Pero
si el trueno está en mi cerebro
Me gustaría estar a caballo
A
alguno les gusta la ciudad, a otros el ruido
Algunos hacen el
caos, y otros, juguetes
Pero si yo tuviera la elección
Prefiero
estar a caballo
Coro
Pink Floyd - Wish You Were Here (Harvest)
Uno de los grandes clásicos de la historia del rock, sobre el que hay tanto escrito que se hace imposible aportar algo nuevo. Este álbum es el cénit de la depuración sonora de Pink Floyd y en el que más brilla el teclista Richard Wright, quien crea unas atmósferas de gran belleza y expresividad. Grabado al igual que Dark Side Of The Moon en los estudios Abbey Road, se dió la circunstancia de una eventual visita del líder fundador de la banda, Syd Barrett, al que les costó reconocer en ese momento al resto de los componentes, coincidencia muy especial ya que el álbum es precisamente un sentido tributo a su persona.
Precisamente el álbum se estructura en torno a esos dos grandes bloques titulados Shine On Your Crazy Diamond, a principio y fin del álbum, en los que se abordan temas como el aislamiento y alienación, en clara referencia a Barrett, y en medio se sitúan otros temas en los que además se abordan los conflictos de los artistas con la industria discográfica, con fuerte crítica hacia la misma y la codicia en el mundo del espectáculo. Algo que también se refleja en el arte de la portada, obra de Storm Thorgerson para Hipgnosis, donde uno de los dos personajes aparece literalmente quemado. Se da la triste casualidad que el pasado 12 de agosto, a los 88 años, falleció Ronnie Rondell Jr., el doble de riesgo que aparece en llamas en la icónica portada del álbum. Aquel día, en los estudios Warner Bros de Burbank, repitió la peligrosa escena más de una docena de veces hasta que el fuego alcanzó su rostro, dejando solo una ceja y parte del bigote chamuscados.
Shine On Our Crazy Diamond (partes 1-5) comienza con esos casi 4 minutos atmosféricos protagonizados por los teclados de Richard Wright, en los que al final se suma a emotiva guitarra de David Gilmour, en la segunda parte cambia el tema donde el solo de guitarra se vuelve protagonista, con el acompañamiento rítmico de John Waters al bajo y Nick Mason a la batería, la melodía sufre una variación y los teclados toman temporalmente el relevo del protagonismo, que retorna en un nuevo tema de la guitarra, y que hará una coda para introducir al tema vocal propiamente dicho ya en el minuto 8, donde Waters lleva la solista acompañado en distintas secciones por Gilmour y Wright además de las voces femeninas. La letra no deja lugar a dudas sobre la figura de Barrett.
Recuerda
cuando eras joven,
lucías
como el sol.
Sigue
brillando, diamante loco,
ahora
hay mirada en tus ojos
como
dos agujeros negros en el cielo.
Sigue
brillando diamante loco.
Te
viste atrapado en el fuego cruzado
de
la infancia y el estrellato.
(continua….)
Un tema cargado de belleza y nostalgia, que en el minuto 11 desemboca en su final con el protagonismo del saxofón de Dick Parry que desarrolla unas variaciones próximas al jazz, hasta desvanecerse en un colchón de ruidos que harán de puente para la entrada de Welcome To Machine, donde se hace un prominente uso de los teclados y efectos para crear una atmósfera de desasosiego, el tema es cantado por las voces al unísono y tiene un marcado ritmo de angustia, con ráfagas de guitarra que le aportan dramatismo y singularmente sin acompañamiento rítmico de la percusión, sólo una contínua secuencia al bajo. Un fragmento de la letra nos dice por donde van los tiros:
….
Bienvenido
hijo, bienvenido a la maquina
¿Qué
soñaste?
Está
bien, te dijimos qué soñar
Soñaste
con una gran estrella
….
El tema finaliza al igual que comenzaba con un ruido de maquinaria, sugiriendo una apertura de puerta y una sirena de fábrica, cerrándose con un murmullo de gente que quizás ¿escapa?. Todo esto corresponde a lo que era la cara A del LP.
La cara B se abre con Have a Cigar, un tema más rockero, y posiblemente lo más áspero que se le escuchó a Pink Floyd hasta el momento, en la que se delegó la voz principal en Roy Harper, aquí apenas hay un solo de guitarra o lucimiento de algún músico en particular, todos los componentes contribuyen a crear la atmósfera dura y podríamos decir que estamos en la antesala del sonido que definió a Animals. Significa literalmente Fúmate un puro haciendo referencia a la hipocresía y la avaricia de la industria musical, mostrando cómo los artistas son explotados por quienes se benefician de su éxito. La frase es una invitación sarcástica para que un nuevo artista disfrute de los falsos halagos y promesas de la industria antes de que lo exploten.
Un ruido brusco hace de coda del tema, que pasa a sonar de fondo en un receptor de radio, al que se le va cambiando al sintonía hasta encontrar una guitarra acústica que entona una triste melodía que será el tema base de Wish You Were Here, una nueva guitarra aparece en primer plano acompañando la melodía de esa supuesta emisora de fondo, para definir el cuerpo del tema en el que aparece la voz de Waters, en una atmósfera impregnada de blues y nostalgia.
Así
que, ¿así que crees que puedes diferenciar el cielo del infierno?
¿La
alegría del dolor?
¿Puedes
diferenciar un campo verde de un carril de acero frío?
¿Una
sonrisa de un velo?
¿Crees
que puedes diferenciar?
¿Consiguieron convencerte de cambiar
tus héroes por fantasmas?
¿Cenizas calientes por árboles?
¿El
aire caliente por una brisa fresca?
¿El estar cómodo por el
cambio?
¿Acaso cambiaste el rol de un extra en la guerra por el
papel principal en una jaula?
Cómo me gustaría
Cómo me
gustaría que estuvieras aquí
(....
continúa)
En los teclados predomina el acompañamiento de piano, y todo es muy acústico, y la batería de Mason se limita a un acompañamiento discreto, el tema desciende entre un ruido de viento que hace de puente con el siguiente bloque de Shine On You Crazy Diamond (partes 6-9), que comienza con un repetitivo bajo al que van sumándose teclados, guitarras y una percusión que va ganando cuerpo a lo largo de un clímax construido con genial maestría. No hay tampoco un claro protagonismo, todos van contribuyendo por igual aunque al final el solo de Gilmour se alza por encima y la sección instrumental da paso al tema vocal entonado en modo coral, que tras el último Shine... da paso a una nueva sección instrumental llena de detalles y con ritmo muy funky que irá desvaneciéndose para cerrar el disco con una sección protagonizada por los teclados y de similar carácter ambiental al del comienzo del disco, si bien cargada de melancolía, que será la despedida.
Un disco en el que no sobra ni falta nada, absolutamente bello, emotivo y perfecto. Y por cierto, el primero de Pink Floyd que escuché en mi vida con 14 años.
Vangelis - Heaven and Hell (RCA)
El primer álbum del griego grabado en su propio estudio, Nemo, ubicado en el Soho londinense, y comienzo de su contrato con la discográfica RCA. Un disco grandioso (para mí el mejor de su carrera) y de clara orientación sinfónica, contando para ello con The English Chamber Choir dirigidos por Guy Protheroe, y los vocalistas Vana Veroutis y Jon Anderson, siendo este el inicio de lo que será una futura colaboración entre el vocalista de Yes y el músico griego. Recordemos que en esa época hubo un intento de integrar a Vangelis en la banda inglesa tras la salida de Rick Wakeman.
El álbum se estructura en dos partes, con el tema cantado por Jon Anderson, So Long Ago, So Clear, que finaliza la cara A, intercalado entre ambas. Cada una de esas partes sería la correspondiente representación de cielo e infierno. Aunque en reediciones posteriores del disco se omitieron, las dos partes estaban divididas en secciones con nombre.
Parte 1:
Bacchanale, algo más de 4 minutos en vigoroso y apoteósico inicio para el disco, con una combinación de teclados y el coro que entona sin letra. Aparte del colchón armónico de los sintetizadores, hay pasajes de teclado muy jazzy.
Symphony to the Powers B, pieza que se divide en 3 movimientos. El primero se inicia con los teclados exponiendo un motivo con una pauta rítmica muy marcada, que en breve se alternará con otro motivo más etéreo, a continuación el coro tomará el relevo entonando un cántico de letra sin sentido sobre el motivo inicial. Otros pasajes con desarrollos de ambos motivos se irán exponiendo en el piano sobre el motivo de inicio, alternándose con el coro, la combinación de todos los elementos irá adquiriendo carácter de épica fanfarria conformando el segundo movimiento sobre el minuto 8, sin existir una clara línea divisoria, aunque al minuto 11 se va iniciando una majestuosa coda, y en distintas sucesiones de los motivos se crea una breve pauta casi en el minuto 12. El último movimiento, de una belleza absoluta, da comienzo con una melodía de piano que va progresando a la que se unen capas de sintetizadores y el coro en la lejanía, y es el fragmento más conocido de este trabajo por haber sido la sintonía del programa Cosmos que presentó el científico Carl Sagan. El tema crece hasta un climax que se desvanece fundiéndose con…
So Long Ago, So Clear, la primera colaboración de John Anderson con el griego, una atmósfera de plena tranquilidad y dulce melodía, que comienza como una nana infantil, para ir adquiriendo intensidad, con un intermezzo de sintetizadores y coro aportando grandiosidad, para retornar a la dulzura.
Cuántas estrellas alcanzamos
Y las tocamos como si fueran una
Una vez que jugamos
Cómo te soltó el pasado
De cómo nos conocimos como recuerdas tan bien
Una vez que nos amamos
Hace mucho, cómo pude olvidarlo
Sosteniéndote tan cerca
Mira, cómo me muevo
La suerte me haría divisarte
Para saber cómo me mueves
Todos los obstáculos caen en torno nuestro a medida que escuchamos
De recuerdos conocidos y asuntos de hace mucho tiempo, tan claros
Una vez que corrimos
Cuántas estrellas alcanzamos
Y las tocamos como si fueran una
Parte 2:
Intestinal Bat es un angustioso preludio lleno de desolación de algo más de 3 minutos, ruidos y efectos creando una atmósfera cavernosa, en claro contraste con lo que antes escuchamos. Las pocas melodías existentes en el mismo no tienen clara definición tonal.
Needles & Bones supone un giro brusco, la atmósfera sigue siendo inquietante pero hay un claro patrón rítmico y de melodía algo machacona, donde todo sugiere una especie de danza macabra que perdura hasta el minuto 6 y pico, donde se sucede 12 O’Clock, que inicia con un oscuro coro de voces masculinas, ritmos tribales de fondo, una campana que toca a muerto y la voz de Vana Veroutis insinuando un sufrimiento infernal, creo que estaríamos aquí en el epítome del que fue tema ‘infinito’ del maldito album ‘666’ de Aphrodites’s Child. Percusiones y sintetizadores alcanzan un clímax trágico para volver al coro inicial, dando cierre a esta sección de un modo mucho más calmo, el sonido de la campana ya no evoca condena sino redención y la voz de Veroutis se torna ahora angelical, y en el fondo todo pareciese entonar un breve Requiem.
Aries retoma el carácter épico del álbum, si bien sin intervención alguna del coro. Pura fanfarria, percusiones tribales y un claro aire marcial con claras reminiscencias de Marte (Los Planetas - Gustav Holts), finalizando en un golpe seco que transita con A Way, que constituye la atmosférica coda de conclusión del álbum que se desvanece en el horizonte.
Tangerine Dream - Ricochet (Virgin)
En 1975 los alemanes publican dos álbumes, y me quedo con el segundo de ellos, lanzado en el mes de diciembre. Rubycon fue la continuación lógica de Phaedra, pero Ricochet supuso el primer LP del conjunto alemán que se confeccionó a partir de material grabado en directo (40 minutos extraídos de 40 horas de registros), procedente de una serie de conciertos realizados durante septiembre y octubre de ese año, conciertos en los que la improvisación a partir de células primarias era la tónica dominante, de manera que cada uno de ellos era diferente a los demás.
"Ricochet
es
probablemente mi álbum favorito porque demostró que cuando creamos
música en vivo el resultado siempre es diferente. Cuando grabamos en
el estudio seguimos direcciones particulares, experimentamos y el
resultado es más pulido. Pero, de alguna manera, el trabajo en vivo
sigue siendo más clásico. Ricochet
todavía
me dice algo".
Christopher
Franke (1986)
Se distingue además de los trabajos previos de Tangerine Dream por una espectacular exhibición rítmica y un predominio más marcado del uso de secuenciadores. Es también un disco de sonido más directo y menos ambiental que sus predecesores, en general un concepto menos abstracto. En español, "ricochet" es rebotar o rebote. Se utiliza para describir el movimiento de un objeto (como una pelota o una bala) que golpea una superficie y se desvía en un ángulo, o para referirse a un golpe así. El título del álbum tiene pues pleno sentido. Pero también se dice que es el título de un videojuego al que estaban enganchados los componentes del grupo.
Parte 1: Tras una breve intro ambiental, comienza un leitmotiv que será protagonizado tanto por sintetizadores como por una guitarra eléctrica que ya es algo novedoso en cuanto a protagonismo, en un crescendo paulatino donde la percusión también gozará de protagonismo. La melodía principal va creciendo en acompañamientos armónicos y experimentado variaciones hasta alcanzar su clímax a los 6’20” donde unas voces procesadas se fusionan y desembocan en un desvanecimiento con claro predominio de la sección rítmica. A partir del minuto 8 se configura una nueva sección claramente predominada por el uso de secuenciadores y de carácter más espacial y progresivamente más rítmica en su desarrollo. La perfección sonora mostrada nos hace olvidar de que estamos ante un registro en directo, aunque es muy posible que el resultado final tuviera mezclas de material de estudio. La tensión acumulada se disolverá a partir del minuto 15 en una atmósfera ambiental que hará de coda final.
Parte 2: El comienzo marca un fuerte contraste con una melódica línea al piano que se va desarrollando y acompañada por flauta y sintetizadores hasta alcanzar estos el predominio. Esta intro enlaza de nuevo con los secuenciadores y de nuevo la pauta rítmica se impone, distintos motivos melódicos se van sucediendo y configurando un nuevo clímax progresivo. Sobre el minuto 8 se crea una nueva sección con ecos de la guitarra eléctrica y marcado patrón rítmico, no obstante se pueden apreciar claramente muchos elementos de improvisación a lo largo de la pieza. En el minuto 13 acontece otro cambio, con algo que a día de hoy me parece que pudo servir de inspiración a Jean Michel Jarre para su Zoolook, por el uso de voces sampleadas. Un breve pasaje ambiental con la flauta da paso a una nueva sección de secuenciadores que se desvanecerá sobre el minuto 19 para dar paso a una coda final ambiental.
Supertramp - Crisis? What Crisis? (AM)
Tras el espaldarazo definitivo por parte del público y la crítica con Crime of the Century, la banda anglo-americana queda definitivamente consolidada con este álbum de factura exquisita. Tristemente Rick Davies, co-fundador, vocalista y principal compositor de la banda, falleció a los 81 años, de modo que homenajeamos su figura con esta reseña.
Este trabajo, producido por Ken Scott, supone un paso más en el refinado sonido del grupo, con unos magníficos arreglos y variedad de instrumentación en los mismos. Es cierto que hubo una importante presión sobre el grupo por el éxito de su anterior trabajo, y se elaboró bajo esas circunstancias, siendo su primera grabación en Estados Unidos y con una lesión en la mano de Roger Hodgson por medio. El título del álbum es toda una ironía al respecto, y en principio el grupo no quedó muy satisfecho del mismo, pero para mí es de los mejores, incluso me gusta más que el famosísimo Breakfast In America.
El optimismo de Easy Does It da comienzo al álbum, una suave melodía con acompañamiento de sitar y la voz de Hodgson.
Tras una breve pausa y con solución de continuidad tenemos Sister Moonshine, un tema que oscila entre la balada y el rock, más rítmico con una importante sección de guitarras y la presencia de la armónica y va creciendo en sonido y variedad instrumental hasta el final que se suma el flautín y el conjunto cantando en coro.
Ain’t Nobody But Me tiene un comienzó más poderoso, un acorde de órgano precede a un tema con claras influencias blues y en esta ocasión la voz de Rick Davies que luego será acompañado por Hodgson. La sección central, más rockera y con protagonismo del saxo de John Anthony Helliwell inyecta energía adicional al tema. El tema tras una sección cantada a coro, desemboca en un desenfreno de guitarras, ritmo rockero y voces que se pierden en el fade-out.
A Soapbox Opera comienza sin haberse perdido los acordes del tema anterior. Un suave comienzo de teclados da paso a la voz de Hodgson acompañada del piano , un tema bastante más tranquilo pero de producción más elaborada, con distintas secciones y un importante acompañamiento orquestal, un coro de voces infantiles por medio… claramente el lado más prog de Supertramp. Para mí un tema bellísimo.
Cerraría lo que fue la cara A del LP otra de las joyas del disco y de la carrera de Supertramp: Another Man’s Woman, más rockera que la anterior y con unos desarrollos excelentes. Aquí de nuevo la voz cantante la lleva Davies. Este tema además es muy recordado por un motivo, la coda instrumental final del mismo, que se inicia con el piano y va en constante progresión, fue utilizada como sintonía de cierre del programa de TVE Informe Semanal en una época. Ahí conocí a los Supertramp.
Tras toda esta energía, la cara B comenzaba con Lady, donde Hodgson comienza compaginando su voz con las marimbas. De la suavidad inicia el tema va tomando cuerpo con una importante sección rítmica donde el bajo y los teclados construyen una sólida base que no puede uno resistir moverse. El tema tiene un desenlace de voces a capella.
Poor Boy es un tema entre lo teatral y lo triste a la voz de Davies, luego acompañado por Hodgson, con influencias jazzisticas.
Just A Normal Day tiene un comienzo más sombrío, una balada donde las voces de Davies y Hodgon comparten protagonismo por igual, con un nostálgico acompañamiento de la orquesta y el piano a los que al final se sumará el saxofón de Helliwell.
The Meaning es otro tema de factura delicada y halo misterioso, con un importante equilibrio entre lo vocal y lo instrumental, que irá ganando fuerza a lo largo de su desarrollo.
Cierra este magnífico álbum Two Of Us, una sentida balada que comienza con una base armónica de los teclados a los que se suma la voz de Hodgson y la guitarra acústica. Aquí el planteamiento no es tan sinfónico como en otros temas del álbum, sino camerístico.
Led Zeppelin - Physical Graffiti (Swan Song)
Led Zeppelin se estrenan en su nuevo sello Swan Song (si bien bajo el paraguas de Atlantic) con este portentoso doble álbum, el sexto de su carrera y el cénit de la misma, producto de 15 meses de trabajo en el estudio de grabación, y al que se añadieron algunos temas descartados de sus discos más recientes para así completar el doble LP. Es el trabajo de miras más amplias de Led Zeppelin, influido por blues, funk, jazz, folk, y sonidos ancestrales.
El arte de la portada es otro de los que ha hecho historia. Fotografías de Elliott Erwitt y diseño de Peter Corriston , a partir del edificio ubicado entre la calle 96 y la calle 98 en Mark’s Place, East Village en Nueva York. En la versión en doble LP, las ventanas del edificio (cortadas en el cartón), muestran las letras de las palabras “Physical Graffiti” o bien son sustituidas por las imágenes de personajes históricos como El Papa Leo XIII, Marcel Duchamp, Buzz Aldrin, W.C. Fields y Lee Harvey Oswald.
Disco 1: Da comienzo con Custard Pie, un rock con mucha influencia blues que se inicia con un riff de guitarra, la voz de Plant nos acompaña todo el tema y a mitad del mismo la armónica se incorpora al conjunto. The Rover es uno de los temas anteriores recuperado, que suena ciertamente más en la línea de sus primeros trabajo. In My Time Of Diying, un tema de considerable extensión y más complejo, donde pesaron más Jones y Bonham, estructurado en distintas secciones, constantes cambios rítmicos y también muy influenciado por el blues. Un notable riff de guitarra se hace protagonista en la sección central, y desde luego es el tema que aportó en su momento el sonido más novedoso. Houses Of The Holy proviene de las sesiones de grabación de su álbum anterior, y fue descartada por su parecido a otros temas del disco, un tema muy animoso sin grandes complejidades. Trampled Under Foot es un tema muy funky con un acompañamiento de clavinet permanente por parte de Jones, que se luce bien en esta pista con los teclados y según él mismo, inspirado en Stevie Wonder. Cierra este LP una de las grandes del conjunto, Kashmir, otro extenso tema fruto con claras influencias étnicas a raíz de viajes de Page y Plant. El ritmo es constante, hay mucho colchón armónico de teclados y abundancia de elementos musicales magrebíes e hindúes, y Plant canta más melódico de lo que estábamos acostumbrados, este tema fue de los más estimados por el propio grupo.
Disco 2: Abre el mismo In The Light, otro novedoso tema en su concepto que supera los 8 minutos. Un comienzo bastante ambiental y de carácter oriental donde ya vislumbramos el protagonismo que tendrá Jones a los teclados, incluso cuando el tema se transforma en más rockero. No obstante todos los componentes de Zeppelin tienen aqui su papel, la voz de Plant se muestra muy flexible en distintos papeles, las guitarras de Page son totalmente oportunas y la percusión de Bonham da cohesión a las secciones más rítmicas. Es uno de mis favoritos de este doble álbum. Retornamos a anteriores sesiones de grabación con la breve y acústica Bron-Yr-Aur, inspiración bastante folk de Page. Continuaremos con otro tema recuperado, Down By The Seaside, de marcado carácter nostálgico y cierto aire country, con un desarrollo muy cuidado, en absoluto monótona, y una sección central muy rockera. Ten Years Gone sigue en esa línea intimista en el álbum, con un bello comienzo arpegiado en las guitarras y un desarrollo muy hipnótico en el que se van intercalando secciones más pesadas. Otro tema recuperado (sesiones del álbum IV), Night Flight, aporta un contrapunto rockero en este segundo disco inyectando más ritmo. Seguiremos en esa línea con The Walton Song, que tiene un potente arranque con riffs de Page y la percusión de Bonham que irá jugando con contínuos cambios rítmicos en todo el tema. Volvemos a aires más clásicos con los dos siguientes cortes también rescatados de sesiones antiguas: el muy blues Boogie With Sue (acompañada al piano por Ian Stewart) y la más acústica Black Country Woman, otro homenaje a las raíces americanas del grupo. Se cierra esta magna obra con Sick Again, otro rock lleno de energía respeto de riffs y poderosa percusión.
Kraftwerk - Radio Aktivität (Capitol)
Con este álbum la banda de Düsserdolf se establece ya como cuarteto con las incorporaciones definitivas de Karl Bartos y Wolfgang Flür, para sumergirse plenamente en los sonidos electrónicos (nacía así el sinth-pop) dejando atrás cualquier vestigio acústico. El álbum es producido por los dos miembros fundadores, Ralf Hutter y Florian Schneider y grabado íntegramente en el propio centro de operaciones del grupo, los estudios Kling-Klang.
El título del álbum es pura dualidad y muy conceptual, de una parte las comunicaciones y su influencia en las masas y de otro la radioactividad aplicada al desarrollo humano y sus peligros. La singularidad de este trabajo es que aúna al par aspectos futuristas con otros nostálgicos. La portada original mostraba el modelo de radio Deutscher Kleinempfänger desarrollado por el ingeniero Otto Griessing a petición del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels. Eran receptores ‘capados’ en sus prestaciones, que permitían unicamente la recepción de las emisoras alemanas. Las recientes reediciones muestran una portada de intenso amarillo con el símbolo de la radiactividad en rojo, que en la original ocupaba una esquina a modo de pegatina.
De su carácter conceptual es plena muestra el tema que abre el disco, Geigerzähler, el pulso creciente de un contador geiger que se va sumando a otros sonidos e interferencias y se fusiona con el tema que da título al álbum, Radioativität, donde una transmisión en morse de título actúa de presentación. La percusión electrónica no tardará en aparecer acompañando esta melodía minimalista cantada en inglés y alemán con menciones a Marie Curie, la científica que trágicamente falleció a causa de los efectos de la radioactividad. En este tema ya apreciamos el uso del Vako Orchestron, la versión profesional del Optigon de Mattel y con la cual su creador David Van Koevering (ex técnico de Moog), intentó una alternativa al extendido Mellotron.
Con solución de continuidad se inicia Radioland, una balada electrónica con un ritmo de simple caja de ritmos y el fondo armónico del Orchestron, plagada de diversos efectos sonoros, en las voces también tenemos la novedad del uso del Vocoder. Los temas se siguen fusionando sin pausas y transitamos a Ätherwellen (ondas de aire) un tema claramente popero de ritmo pegadizo.
Se cierra lo que es la cara A del LP con dos breves temas: Senderpause (intermedio) y Nachrichten (Noticias). El primer es una representación de esas melodías de ‘reposo’ que tuvieron durante dećadas las emisoras de radiodifusión en onda corta, para dar paso directo a diversas transmisiones mezcladas de boletines informativos.
La cara B se inicia con la breve Die Stimme Der Energie (la voz de la energía), una voz procesada por Vocoder, que da paso directo a Antenne (Antena), otro tema de clara orientación pop con mucha reverb en la voz y profuso uso del Mini Moog.
Radio Sterne (estrellas de radio) combina un loop contínuo de sintetizador con voces tanto naturales como tratadas por Vocoder, siendo un tema muy obsesivo y algo tétrico por momentos. Se fusiona con Uran (uranio) en el que la atmósfera se torna aún más inquietante, constituido por un colchón armónico del Orchestron con voz tratada por Vocoder.
Transistor ofrece el contrapunto a estos minutos de angustia, una breve entrada de pasada del mando de dial de radio que sintoniza con el tema, de aire danzante con multitud de breves motivos melódicos de los sintetizadores que se van superponiendo. Una miniatura deliciosa que cesa bruscamente para dar paso a último tema.
Cierra el álbum Ohm Sweet Ohm (ohmio, dulce ohmio), que se inicia con la repetición de la frase tratada por Vocoder para iniciar un tempo lento que irá acortando su pauta a lo largo del desarrollo del tema. Poco a poco se irán sumando percusiones y variaciones al nostálgico motivo melódico que conforma esta suerte de nana electrónica que se desvanece paulatinamente.
Goma - 14 de abril (Movieplay / Gong)
Primero de los tres LP’s del subsello Gong que aparecen hoy en esta reseña. Gong fue un proyecto comandado por el productor Gonzalo García-Pelayo para el sello Movieplay, y fue señero en promocionar una gran cantidad de artistas y grupos españoles.
14 de Abril fue el único álbum de Goma, grabado en los Estudios Kirios de Madrid, un disco que como otros muchos de su época, hoy es de culto pero al salir al mercado no se comió un rosco, un fracaso total de ventas… ya sabemos que esto no es nada raro en la historia del rock español. El disco fué reeditado no hace muchos años, y los ejemplares de época se cotizan a precios bastante elevados.
Goma fue una formación sevillana formada por Manuel Rodriguez (Guitarras), Alberto Toribio (Teclados), Antonio Rodriguez (Batería), Jose Lagares (Bajo) y Pepe Sanchez (Saxo). Estos músicos venían de otras formaciones como Smash, Gong o Chicle, Caramelo y Pipa, todos ellos estaban muy influenciados por el rock progresivo de la época y el disco es clara muestra de ello. Hay que señalar que también este proyecto se desarrolló bajo la influencia del ambiente de contracultura existente en Sevilla en esa época, siendo clave la promoción de la Galería de Arte M-11.
El título del álbum tiene varias coincidencias, por una parte fue justo su fecha de lanzamiento, y por otra la efeméride de la proclamación de la II República Española en 1931. La influencia de 14 de Abril es considerada crucial en la evolución del rock español, combinando estilos como el rock progresivo, el jazz rock y el rock andaluz, con una compleja instrumentación y letras con gran carga simbólica. Se conforma en 4 temas largos.
Aquí y Ahora da inicio al disco con un rock instrumental de riff poderoso y una percusión destacada, al poco se sumara el saxofón al conjunto, recordando mucho en este pasaje a los bretones Gong. La energía cesar bruscamente a un pasaje de transición con un nuevo riff y comenzará a cantar. Hay bastante complejida rítmica, no es una canción al uso, y los pasajes de saxo se intercalan con el canto.. El tema se desarrolla y retoma el motivo del comienzo con intervenciones más jazzisticas del saxo y los tecldos, con un marcado caracter improvisatorio.El tema transita a su sección final, donde se hace presente el piano y el canto es mucho más melódico., se suceden los pasajes arpegiados de piano y un fondo armónico del farfisa.
Ostante y sin calor
Tenencia perpicaz
Como un cariz balón
Trapices de carbonsi
Alfrubias de obsesión
Galombrias pasas y pesas
Represiones de ocasión
Problemas sin solución
Vendajes en su lugar
Bigotes, calvas y grasas
Resacas del mogollón
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Aunque no aparece especificado ningún título en el álbum así se le conoce gracias al dibujo de un patio andaluz su portada, que debe su autoría a Máximo Moreno. Triana fue un trío formado en Sevilla en 1973 integrado por Jesús de la Rosa Luque (voz y teclados) que provenía del grupo “Nuevos tiempos”, Eduardo Rodríguez Rodway (guitarra y voz), que vino del grupo “Tabaca”, actualmente el único que se encuentra en el mundo de los vivos y Juan José Palacios Orihuela “Tele” (batería y percusión), que militaba en el grupo “Gazpacho”.
Como curiosidad la primera formación de Triana contaba también con Lole Montoya y Manuel Molina, aunque ambos tardaron poco en abandonar el grupo para formar el dúo “Lole y Manuel”, quedando Triana reducido definitivamente a trío. Para la grabación contaron con la colaboración de Antonio Pérez García de Diego en la guitarra eléctrica y Manolo Rosa en el bajo eléctrico. Al cargo de grabación y mezcla estuvieron Juan Vinader, Luis Calleja, Pepe Fernández y Pepe Loeches.
Deslumbrados por el rock sinfónico y progresivo de grupos como King Crimson o Caravan pero manteniendo los pies enraizados en la tradición flamenca andaluza con nuevos bríos gracias a figuras como Camarón o Paco de Lucía crearon una fusión perfecta y fueron la punta de lanza de un movimiento llamado Rock Andaluz, abriendo camino a otras formaciones como Alameda, Medina Azahara, Imán, etc. Aquello no surgió de la nada, el ambiente musical de Sevilla en los 70 era hirviente y anteriormente a Triana ya hubo algún balbuceo de fusión flamenca-rockera por parte del grupo Smash, donde militó Manuel Molina. Aunque aún no era la fusión perfecta que fructificó con Triana, al menos rock y flamenco se pusieron frente a frente a tratar de dialogar y entenderse. El tema “El garrotín” fue el máximo exponente de aquellos experimentos.
Triana grabó el primer single compuesto por los temas Recuerdos de una noche (bulerías 5x8) y Luminosa mañana. La grabación fue autoproducida, con la ayuda de Teddy Bautista, quien les facilitó la sesión en los estudios Kirios. Con el single bajo el brazo fueron de compañía en compañía (CBS, EMI,RCA…) no interesando a nadie. Fue Gonzalo García-Pelayo, productor en la compañía Movieplay y creador del sello Gong quien se interesa por ellos pasando a ser su manager y produciendo el LP cuya grabación concluye el 21 de marzo de 1975, que incluye el single inicial. El álbum vio la luz el 14 de abril de 1975. No sé hasta qué punto la coincidencia con el aniversario de la proclamación de la II República fue intencionado o no. Tuvo unas ventas discretas en sus primeros meses, pero empezó a conformar un grupo de seguidores fieles que les acompañaría durante toda su carrera y que llenarían los lugares donde ofrecían conciertos. Discos posteriores como “Hijos del agobio” y “Sombra y Luz” fueron los que años más tarde empujarían las ventas de “El patio”.
El álbum empieza con Abre la puerta,”yo quise subir al cielo para ver, y bajar hasta el infierno para comprender”, un tema de largo desarrollo, con una intro de piano, la batería contundente de “Tele” y unos toques de guitarra flamenquísimos por parte de Eduardo. Los coros iniciales son de mellotron. Tras la intro la apoteosis en forma de redoble arrollador de batería para dar paso a un ritmo de bulería que hace parecer que el rock y el flamenco ya eran viejos amigos y se conocían de toda la vida. Continuamos con
Luminosa mañana, tras un inicio del LP que te sacude de emociones pasa a una ligera calma y relajación sin grandes alardes, aún así con una profundidad que llega hasta lo más hondo, con desahogo vocal de Jesús al final. La cara A se cierra con Recuerdos de una noche (Bulerías 5x8). Ritmo ternario con cierto aire de fandangos y una lírica que va increscendo, salpicada de diálogos de teclado y guitarra distorsionada. Te deja con las ganas de ir corriendo a darle la vuelta al disco. Del otro lado Sé de un lugar: Otro tema de largo desarrollo como el que abre el álbum, que juega magistralmente a alternar momentos de relajación-tensión. Atmósferas de teclado para arropar un texto que habla de amores febriles. Sin bajar en absoluto el nivel llega Diálogo, que nos adentra más aún en el universo de Jesús de la Rosa con una letra de reminiscencias lorquianas magistralmente arropada en una perfecta simbiosis. Con El lago: alcanzamos el cúlmen del “sonido Triana” tanto en lo musical como en lo literario, que nos habla de conexión profunda entre la belleza, el amor y la naturaleza, de momentos efímeros que a pesar de ello dejan huellas imborrables en nuestra vida, “has de ser como la mañana del día que te conocí”. El viaje acaba con Todo es de color, versión del tema homónimo de Lole y Manuel. Momento sobrecogedor e hipnotizante apoyado por coros y efectos de sonido. El único tema del disco que no compuso Jesús de la Rosa, sino que lo firman “Tele” y Manuel Molina.
Sensación de disco “redondo” al que no se falta ni le sobra ni un minuto, ni un compás, y que por méritos propios, con una promoción comercial prácticamente nula, ha ascendido al estatus de disco de culto de la música española.
10. Lole y Manuel - Un Nuevo día (Movieplay / Gong)
Otro álbum que tiene para mí una historia personal paralela a la que narré en la entrada anterior y que para la historia de la música también discurrió por caminos paralelos. ¿Coincidencias del destino? Quién sabe…
Era principios de los años 90, no más de 6 años tendría yo. Fui con mi madre a visitar a una prima suya a su casa, ésta señora tenía un hijo al que le gustaba mucho la música, tenía un equipo Technics de muy buena presencia instalado, y una colección abundante de cedés, discos de vinilo y cassettes. Mientras mi madre y su prima hablaban yo me entretuve allí paseando la vista, el oído y toqueteando lo que me dejaban. Cuando ya nos íbamos de regreso a casa aquel joven, que hoy ya debe ser un señor cincuentón, me dio una cinta de cassette que tenía roto el empalme de la cola de inicio “a ver si te entretienes en casa y la arreglas”. Llego a casa y tras empalmar aquello como pude con cinta adhesiva, la puse en el radiocassette para averiguar qué contenía. En una cara estaba el LP protagonista de ésta reseña, en la otra, La leyenda del tiempo de Camarón de la Isla. Yo con aquella corta edad, sin entender de qué iba el rollo, escuchar aquello cautivó mi atención y me produjo una sensación indescriptible, una conexión más allá de lo racional. Desde entonces éste LP, ha formado parte de mi dieta musical (que podríamos llamar dieta espiritual) y acudo a él en determinados momentos para rememorar aquellas sensaciones.
El flamenco, quizá uno de los signos identitarios culturales que más identifican a España, vivió una revolución en 1975 que marcaría un punto de inflexión. Dolores Montoya y Manuel Molina fueron flamencos eclécticos. Sin dejar de tener un pie apoyado en la más pura tradición flamenca de Antonio Mairena, Manolo Caracol o la Niña de los Peines se dejaron influir por Janis Joplin o Jimi Hendrix. Manuel ya había militado en esa casa de locos llamada Smash.
Como dúo empezaron a actuar juntos en 1973. Ricardo Pachón, que ya conocía a Manuel de su etapa con Smash, les ofrece grabar una maqueta con la que llama a la puerta de varios sellos discográficos como Philips, EMI, RCA… no encontrando el interés de ninguna por el proyecto. Hasta que aparece Gonzalo García-Pelayo y se ofrece a grabarles un LP y editarlo bajo su sello Gong, de la discográfica Movieplay. Tras las tres jornadas de grabación en los estudios Kirios bajo la supervisión de Ricardo Pachón y con Antonio Olariaga en el control de sonido, García-Pelayo les ofrece firmar el contrato, donde figura sólamente él como productor. Ésto enfada a la pareja y deciden no firmarlo, quedándose sin discográfica y con una copia del máster bajo el brazo.
A pesar de no haber nada firmado, García-Pelayo edita el disco y lo pone en la calle sin ningún tipo de presentación, promoción ni campaña publicitaria. Unas cuantas críticas especializadas y el boca a boca fueron suficientes para darlo a conocer. No quisieron volver a saber nada de Movieplay tras obtener la carta de libertad mediante un acuerdo extrajudicial. Para sus siguientes LP fueron contratados por Tomás Muñoz para CBS.
Para la grabación de Nuevo Día, a parte de la guitarra de Manuel Molina, se acompañaron de la guitarra eléctrica de Manolo Garrido y el bajo de Manolo Rosa. Carlos Cárcamo y Pepe Marrufo arroparon con los teclados. Todo bajo la dirección de Ricardo Pachón. Los textos fueron escritos por Juan Manuel Flores, aunque en los créditos se adjudicaron a Manuel Molina. Flores era un tanto “hippy” y no quería comerciar con su poesía, y para que no se perdiera dinero ni nadie se aprovechara decidieron de común acuerdo atribuirle la autoría a Manuel. Máximo Moreno se encargó de los retratos de la portada y la contraportada.
“El sol, joven y fuerte, ha vencido a la luna que se aleja impotente del campo de batalla…” Los versos que abren el LP con el tema que le da nombre, Nuevo día, se han convertido ya en leyenda. Una metáfora del amanecer con la voz majestuosa de Lole y un estilo muy personal, alejado de los dejes y quejíos típicos del flamenco y ajeno a sobreactuaciones o excesos interpretativos. Un teclado, instrumento “prohibido” en el flamenco, ofrece un sobrio y sencillo colchón sobre el que se apoya la guitarra de Manuel Molina, sobrio pero con una expresividad flamenca destacable. Seguimos con Tangos canasteros, “Tu chimenea está triste porque no tiene fuego”, suena nuevo y viejo a la vez, los nuevos flamencos no abandonan sus raíces. En Bulerías de la Luna, Lole consigue ralentizar tanto una bulería que casi la convierte en fandango, algo que favorece a su manera “larga” de cantar y acentúa la lírica de las letras. Continuamos con un cuento para mi niño, fábula sobre una mariposa que es cazada para formar parte de una colección de breves bellezas muertas. En La plazuela y el Tardón, Manuel Molina nos exhibe por bulerías su faceta de cantaor, nada desdeñable, aunque su presencia se dosificaba bastante en los discos. Es un ejemplo de que no se necesita una voz perfecta para transmitir y emocionar, con su cante lento y mecido. A la vuelta del LP nos encontramos con la magnífica El río de mi Sevilla, una oda al río Guadalquivir cuyas orillas contemplan a Sevilla y el barrio de triana. “me tengo que decidir entre Sevilla y Triana y yo sé como elegir”. Todo es de color, uno de los pilares de la discografía del dúo, donde introdujeron instrumentos hasta entonces extraños en el flamenco, como el melotrón. “De lo que pasa en el mundo por Dios que no entiendo ná, el cardo siempre gritando y la flor siempre callá, que grite la flor y que se calle el cardo y tó aquel que sea mi enemigo que sea mi hermano”, resuena como un mensaje pacifista. Triana hizo su particular interpretación en su LP reseñado en la anterior entrada. Por primera vez, vuelve la voz de Manuel Molina con una de sus letras más míticas “por primera vez, me he sentío un hombre sin saber por qué”, con una cadencia lenta que parece detener el tiempo , Con hojas de menta, donde Lole desgrana como nadie los versos de Juan Manuel Flores, “si yo pudiera detener las manillas del reloj del tiempo estaría a tu verita en éste momento”, simbiosis perfecta entre letrista y expresión por parte de la intérprete. El LP concluye con sangre gitana y mora, donde Lole se atreve a cantar en árabe y que iniciaría la tradición de incluir un tema cantado en ese idioma en los elepés sucesivos del dúo.
Punto de inflexión en el flamenco y el arranque perfecto de una pareja cuya actividad artística terminaría en 1995 con un LP en vivo. Entre medias habría media docena de discos de estudio.










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