Ayer Francisco Cuenca fue nombrado nuevo alcalde de Granada. Es su segundo mandato por circunstancias sobrevenidas, reflejo de la complejísima y convulsa situación política que vivimos no sólo en la ciudad, en el resto del país también.
No es que fuese mi candidato favorito, pienso que hace falta que el PSOE se pusiera bien las pilas y yo creo que hay mucha gente válida, pero era ya de urgencia absoluta poner fin a la situación que estábamos viviendo cuando el pacto de derechas en la corporación saltó por los aires (bueno, la situación no ha sido bueno desde el primer día...). Todo eso está muy documentado en la prensa local y nacional, no voy a repetir. El apoyo de UP debería quedar más que en unos votos cedidos, habrían de consensuarse las políticas y tener una línea pactada, o todo esto no llegará muy lejos. No tengo nada claro que papel jugarán los concejales que posiblemente terminen siendo ex-miembros de Ciudadanos. Ni si el giro que han tomado tendrá algun 'coste' que no conocemos.
Lo que tienen la nueva corporación entrante ante sí es una tarea titánica. A los grandes problemas económicos (heredados y aún persistentes de la nefasta etapa de Torres Hurtado) y la rocambolesca situación de estos dos años, se suma la crisis social acaecida por la pandemia, con una ciudadanía en buena parte machacada económicamente, servicios sociales desbordados y por efecto dominó otros del Ayuntamiento que no dan a basto por algo tan evidente como la falta de plantilla. Las jubilaciones no se están cubriendo, las convocatorias de oposiciones van a cuentagotas y esto no da más de sí. Esto lo escribo como funcionario de esta corporación desde el año 2000.
Y ante todo habrá que pelear y mucho ante las administraciones nacional y autonómica, porque a modo general los grandes problemas de muchos ayuntamientos (aparte de la nefasta gestión que hayan podido tener) dependen de lo que 'desde arriba' se legisla y en el caso concreto de Granada, es muy jodido salirse de un modelo económico prácticamente centrado en los sectores de turismo y hostelería, sin que haya una política nacional que permita y favorezca diversificar las fuentes de riqueza. Esto es como lo de los famosos monocultivos, que como venga una plaga seria que afecte al olivar nos vamos a cagar las patas abajo. Granada necesita urgentemente tener tejido industrial, no sólo la ciudad, la provincia también. Y no lanzarse a las opciones rápidas y fáciles, que por lo general acarrean costes medioambientales que luego pagamos todos.
Ejemplos de esas dependencias ya los hemos vivido y no veo se hayan corregido: utilizar el urbanismo como fuente de financiación sin ninguna clase de control y con una corrupción vergonzosa. En esto no anduvimos muy lejos de Marbella.
Voy a tomar prestadas las palabras de mi amiga Blanca Espigares: hace falta un proyecto de ciudad. No estar improvisando y parcheando. Pero no es tan fácil: trato a diario con la ciudadanía... y oigo cosas que me ponen los pelos de punta. No olvidemos que el sarao que tenemos en el pleno salió de las urnas, es un reflejo de la sociedad, nos guste o no.
Suerte y ánimo para la nueva corporación, y que le echen mucha, pero que mucha imaginación.
3 comentarios:
Buena Entrada Antonio
Buena Entrada Antonio.
muy bien dicho, Antonio
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